viernes, 28 de marzo de 2008

The Saints, 1976-1978 Primera Parte

Desde mi punto de vista, pocos grupos han trascendido tanto en el Punk-Rock como The Saints. En los USA hacía tiempo que el germen del punk estaba plantado: Velvets, Dolls, Stooges y demás figuras totémicas estaban ahí para contarlo. Lugares como Detroit, Nueva York, Boston o Cleveland engendraron todas esas insolentes e increíbles bandas (y muchísimas más, por supuesto).

En el Reino Unido sin embargo, la situación era muy distinta, a pesar de estar
Bowie, Bolan y el movimiento Glitter en general que reivindicaba la frescura del primer Rock and Roll, el plomizo rock sinfónico era lo que más en boga estaba, pero poco a poco se fue generando una enorme corriente de grupos que ofrecían sus conciertos en los pequeños Pubs del Reino Unido. En un principio dichos grupos eran en su mayoría de estilo Rockabilly (Crazy Cavan, Shakin’ Stevens...), pero en 1974 surgieron Dr. Feelgood predicando en el desierto con su agresivo Rhythm and Blues, pero en ese “desierto” no estaban solos, muchos grupos de su estilo surgieron: Eddie and the Hot Rods, 101’ers, Count Bishops y muchísimos más echaban la vista atrás pero con un sonido enérgico más acorde con el momento actual.

En 1976 los adolescentes que crecieron con el Pub Rock (y el Punk venido de los USA, por supuesto), se convirtieron en
Sex Pistols, Clash, Damned, Buzzcocks, Vibrators, Jam y cientos de ellos más, y en 1977 el Punk-Rock era un estilo musical y movimiento social imparable, que por desgracia degeneró en una simple moda y lamentable estética.

Volviendo a nuestros protagonistas, The Saints, para remontarnos a sus inicios tenemos que situarnos en la lejana Australia, en concreto Brisbane, en la primera mitad de los años 70.
Edmund Kuepper nació en Bremen (antigua Alemania occidental) en 1956, pero con tan solo 3 años la familia se muda a Brisbane. Kuepper era un chaval solitario e impopular en la escuela, que por lo visto tenía que soportar ciertas actitudes racistas por su origen nativo, pero al poco tiempo ya no está solo, conoce a su compañero de “crímenes” y fatigas.

Christopher Bailey, al igual que Ed Kuepper, nace en el extranjero, en concreto en Kenya en el año 1957, pero con 10 años los Bailey dejan África y se trasladan a Brisbane, y es ahí, en la escuela, donde Chris Bailey coincide con Kuepper. Ambos comparten intereses musicales (y políticos). El abanico es amplio, y en el saco caben grabaciones antiguas y actuales de Black Sabbath, Rod Stewart y Roxy Music, así como de los australianos Missing Links, Eddie Cochran, Del Shannon, Easybeats, e incluso trovadores Folk como Guthrie, Seeger o Dylan son fuentes de inspiración, por no citar las claras influencias de New York Dolls, Stones o Pretty Things. Pero si hubo un álbum importante para nuestros protagonistas, ese fue “Funhouse” de los Stooges, en concreto para Kuepper cambió por completo su visión de la música.

En 1972 nuestros personajes conocen a
Ivor Hay y se agrupan bajo el nombre de The Eternals (nombre de una peli de Zardoz de ciencia ficción).

En 1973 ofrecen su primer concierto ante un público casi inexistente, con Kuepper a la guitarra, Bailey cantando y Ivor al piano.

Por fin, en 1974 la banda pasa a llamarse
The Saints e Ivor Hay se hace cargo del bajo. Prueban muchos baterías pero no encuentran ninguno que les convenza, hasta que en 1976 Ivor Hay pasa definitivamente a ocuparse de la batería y entra Kym Bradshaw para tocar el bajo. El grupo se estabiliza y tocan allá donde les dejan, eso sí, repercusión la justa sino nula, la gente no les hace ni caso, e incluso entran a tocar en un concurso tipo “Batalla entre bandas” y no se comen absolutamente nada. El grupo ajeno al desaliento decide auto editarse su primer single, y en apenas dos horas graban “I’m Stranded” y en la cara B “No Time”. Los resultados son increíbles, los temas fantásticos y el sonido tan crudo que se puede oír el ruido de una botella caer al final de “I’m Stranded”. Unos chavales de apenas 20 años no tenían apenas dinero, y no se podían permitir repetir otra toma nueva, así de claro. Mucho mejor, esto es Rock and Roll, y debe ser directo, inmediato y a la primera, con sus defectos y virtudes.
“I’m Stranded” es un clásico del Punk, destila fuerza y mala leche, el riff de guitarra de Kuepper te rebana los sesos, no hay solos ni falta que hace, mientras la voz nasal de Chris Bailey escupe simples pero efectivas frases:

“viviendo en un mundo enajenado
te cortan un trozo de corazón y de cerebro
y te lo rellenan con mierda
no sabes como duele eso”

todo un ejemplo de insatisfacción adolescente, y todo un ejercicio de “el mundo contra mí” y “yo contra el mundo”.

La cara B,
“No Time”, es igual de buena o mejor. Personalmente siempre que la escucho se me acelera el corazón. Es un tema muy simple, y da la impresión que cualquiera puede tocarla, pero amigos, alcanzar ese nivel de intensidad no lo consigue cualquiera. A pesar de su crudeza me encantan los arreglos: el frenético inicio, los brevísimos punteos que hacen de puente entre estrofa y estrofa, esa manera de aporrear el piano digna de “Waiting for the Man” de Velvet, el sonido de la batería, el riff del bajo... todo es estupendo, y Bailey canta con una convicción y credibilidad escalofriantes:

“Chica, hay una nueva canción
tocada por gente que vive en la clandestinidad
es una historia acerca de ir a los infiernos
te dije que es mi vida, lo se muy bien”

Pura energía juvenil que nunca se debería perder. Sin duda, uno de los grandes singles del Punk y del Rock and Roll en general.

Ahí va "No Time"


Una vez que el single está en la calle la banda gasta mucho tiempo enviándolo a discográficas y periódicos de todo el mundo. Estamos en 1976 y en Inglaterra la mecha del Punk prende con gran rapidez. Resultado: The Saints pasa de ser un grupo ignorado en su Brisbane natal, a ser la nueva sensación en las islas británicas con rimbombantes frases de halago hacia el nuevo single (“el single de esta y de todas las semanas”). Pero lo más importante, el grupo consigue contrato discográfico. Las oficinas de la
EMI en Londres dan orden a Sydney para que el grupo firme el ansiado contrato, a pesar de las protestas de EMI Australia.

El mundo se abre para The Saints, tienen todo un futuro por delante, están en el momento adecuado (aunque no en el lugar), y tienen todas las papeletas para triunfar.

En el próximo capítulo contaremos que sucedió con una de las grandes bandas de los 70, y los increíbles discos que grabaron para la EMI.

viernes, 21 de marzo de 2008

The Sadies, "New Seasons"

Se llaman The Sadies, proceden de Toronto, Ontario en las lejanas tierras del Canadá. Llevan publicando discos desde hace 10 años y son muy buenos. Hay quién les etiqueta estilísticamente como “rock independiente” o “country alternativo”, no voy a ser yo quién lleve la contraria pero The Sadies tiene una paleta mucho más amplia, llevan a su terreno country, bluegrass, rockabilly, surf music y rock sicodélico, pero lo hacen con una personalidad y virtuosismo arrolladores, es casi insultante el talento que tienen estos chicos, y lo más importante, su música está dotada de un sentimiento y fuerza anormal en los tiempos que corren . Sus discos van directos al grano, suelen ser breves pero intensos, con canciones que no suelen pasar de los 3 minutos, y en ocasiones no superan ni el minuto de duración.

Para colmo en directo son demoledores, mejores que en los discos si cabe. He tenido la suerte de verlos en tres ocasiones, y el show que ofrece esta gente es insuperable, combinan su extenso repertorio propio con un buen puñado de deliciosas versiones de
Marvin Gaye, Pink Floyd, Who, Flamin’ Groovies o Byrds; y sin temor a pillarme los dedos, para mí son el grupo del momento, y creo que con el tiempo se convertirán en clásicos al igual que otros grupos “actuales” como Reigning Sound o Teenage Fanclub.

The Sadies, publicaron en el 2007 su último trabajo de título
“New Seasons” y no se me quita de la cabeza, es maravilloso de principio a fin y en toda su concepción: la portada, las letras, las voces, la música, pero sobre toda las canciones; unas canciones demasiado sensibles y delicadas para este mundo, donde parece que los hermanos Good se vacían enteros y nos ofrecen todo su talento y pasión musical en bandeja, una bandeja repleta de alimentos para el alma condimentados a base de música Pop, Byrds, Ventures, Ennio Morricone, 13th Floor Elevators y demás clásicos de la música popular.

El disco lo produce el ex-Jayhawks Gary Louries, colabora Howe Gelb (Giant Sand), y algunos familiares de los hermanos Good (padre, madre, tíos...). A pesar de que está grabado entre Toronto y España (en los estudios de Paco Loco en Cádiz), el disco está dotado de una cohesión que le la da un sentido de obra conceptual a base de joyas pop de 2 minutos y medio.

En mi caso escuchar “New Seasons” ha sido amor a primera vista, como cuando quedas flechado por los encantos de una bonita chica, solo me ha bastado una escucha para rendirme a este delicioso trabajo. No hay momentos flojos, todos los temas son buenos y tienen un extraño brillo sobrenatural como los tonos rosáceos de la carpeta que lo envuelve. El disco está dotado de una extraña fuerza, tan emotiva como un susurro y tan sólida como las fuerzas de la naturaleza, una naturaleza que está presente continuamente tanto en los textos como en una música limpia y sin polución alguna.

“New Seasons” comienza con
“Introduction”, un animado instrumental de estilo Bluegrass de apenas 40 segundos que recuerda los primeros Moby Grape.

La Psicodelia vive y está presente en
“The First Inquisition pt. IV”. A los hermanos Good no les gusta lo que ven, reclaman la naturaleza como única fuerza viva, y arremeten contra “sabios”, “generales” y “santos” que solo observan mientras la sangre de los niños fluye.

“What’s left behind” se trata de un precioso entramado de cristalinas guitarras cantado a dos voces de manera magistral donde la desesperanza sigue presente: “todo lo que encontramos en el camino me ha enseñado que no hay nada que conservar”.

The Sadies beben mucho de la música country, pero en sus manos la dotan de energías renovadas y de un poder de seducción irresistible.
“Sunset to Dawn” es una buena prueba, de nuevo con unos juegos de voces asombrosos, delicadas guitarras acústicas, teclados en su sitio, y un emocionante solo de guitarra, aportan a esta canción un delicioso toque pop.

“Yours to Discover” es un onírico tema de garage-folk con leves pinceladas de psicodelia, guitarras arpegiadas y de nuevo las increíbles voces. No sabemos hacia donde vamos a ir, pero “intentaré huir del ayer a través del hoy hacia el mañana”.

Si tuviera que elegir una canción favorita del disco, esta sería
“Anna Leigh”, sobre un ritmo de batería comedido y frenético a la vez, The Sadies nos presentan un fascinante cuento envuelto en pesadilla digno de Poe, e inspirado en la continua vida en la carretera. De nuevo las voces de los hermanos Good ponen los pelos de punta.

“The Trial” abre la cara B de “New Seasons”, es otro desgarrador homenaje a la desesperanza a ritmo de la bella música influida por Ennio Morricone y The Shadows. Arrojan duras palabras contra nuestros dirigentes:

“...te dirán lo que te hace feliz,
pero solo tienes que mirar a través de ellos,
te llevarán hacia el agua, pero solamente observarán como te ahogas”

No todo es pesimismo ni desesperanza,
“My Heart of Wood” nos trae desde el mundo de las guitarras ácidas, una bonita canción que transmite sosiego, paz y tranquilidad de espíritu con una nueva invocación a las fuerzas de la naturaleza.

Como quién no quiere la cosa suena
“Wolf Tones” un emocionante homenaje a las música surf instrumental de los años 60, reencarnándose en los Ventures con maestría.

The Byrds se puede decir que han influido en casi todo el mundo que haga Rock and Roll, su evolución fue asombrosa, pasaron del folk a la psicodelia y al country en menos de 3 años, así como si nada, y por supuesto que The Sadies tienen una vena muy Byrds claramente apreciable en
“Never Again”, inspirada en la época country, y quizás sea la más pegadiza del disco, con fiddle y banjo incluidos.

Más folk-rock, melodías delicadas, y en definitiva Pop de verdad, llega de la mano de otra nueva obra de arte,
“The Land Between”, o lo que es igual: guitarras cristalinas, voces que se acoplan como un guante, y en resumen, la canción perfecta; dos minutos y medio de magia vislumbrada a través de unos altavoces.

Para rematar esta obra maestra, “New Seasons”, cierra con otro instrumental,
“The Last Inquisition pt. V”, donde alucinados mundos oníricos nos traen de nuevo la paz del espíritu en forma de música para los sentidos.

“New Seasons” está editado por
Yep Roc Records, podéis echar un vistazo a su excelente web ( www.yeproc.com ), e incluso creo que podéis escuchar el disco. Por cierto, comprando el disco en vinilo, entra una clave para tener la posibilidad de descargar el disco en formato digital y con canciones extra y todo. Estos de Yep Roc se lo montan muy bien, la verdad.

sábado, 15 de marzo de 2008

The Del Fuegos, "Smoking in the Fields"

The Del-Fuegos fueron una banda de Boston de rock americano surgida en los años ochenta, época en que sintetizadores y demás parafernalia terminaron de enterrar la resaca del movimiento punk y quedando así el Rock and Roll tocado de muerte. ¡Cielos, cuanto mal hicieron los ochenta a la música!, pero gracias a bandas como The Blasters, Long Ryders, Jason and the Scorchers, Dream Syndicate, Green on Red y por supuesto Del Fuegos, estaban ahí para recuperar la dignidad que el rock había perdido, reivindicando la raíces musicales americanas, y siguiendo las divinas enseñanzas de gente de una generación o dos atrás como Springsteen, Dylan, Jackon Browne, Tom Petty, Lou Reed, Neil Young, Warren Zevon o Steve Forbet.

Volviendo a Del Fuegos, nuestro grupo protagonista, desde 1983 a 1990, época en la que funcionaron, publicaron unos cuantos estimables discos (alguno con cierta repercusión mediática), pero sobre todo, fueron conocidos por sus brutales conciertos llenos de energía y sudor, sin duda una banda para disfrutar en salas de pequeño y mediano aforo.

Recuerdo en el año 1989 o 1990 (creo) que Del Fuegos vinieron a tocar a un pueblo de mi ciudad, actualmente convertido en ciudad dormitorio (La Flecha se llama), y lo presenciado aquella noche fue espectacular, uno de aquellos conciertos que crean afición. Armados simplemente con 2 guitarras, bajo y batería la banda nos hizo vibrar con su repertorio, más un puñado de versiones que escupían fuego de gente como Chuck Berry, Isley Brothers o Slim Harpo, e incluso, si no recuerdo mal, creo que se coló alguna pieza del cancionero de Bruce Springsteen. Fue uno de esos conciertos que le marcan a uno, y como los mejores momentos, sin esperar gran cosa me llevé una grandísima sorpresa.

De todos los discos de Del Fuegos, de largo mi favorito es “Smoking in the Fields” de 1990. Fue el último disco del grupo, un grupo por entonces herido de muerte debido a diversos factores. Excesos varios, expulsión de su discográfica (Slash records) y otros contratiempos minaron la moral del grupo, pero la discográfica RCA les da otra nueva oportunidad y la banda no pierde el tiempo, parieron un trabajo tremendo, lleno de contundentes guitarras, pero con un marcado cuidado de los arreglos gracias a la inclusión de vientos, cuerdas y teclados. Bajo la austera portada del disco se esconden doce canciones sin relleno alguno, se trata de un disco de toda la vida, 45 minutos donde no sobra ni un solo segundo, un disco que te hace levantar del sillón continuamente para cambiar de cara una y otra vez.

El disco empieza con la guitarrera y musculosa “Move With Me Sister”, toda una invocación a los Rolling Stones de los años 70 con una estupenda sección de vientos incluida. “Down in Allen’s Mills” da un paso hacia el Power Pop y está repleto de bonitos coros, guitarras acústicas manteniendo un tiempo constante durante todo el tema.

“I’m Inside You”, es una de las joyas del disco, se trata de un increíble medio tiempo con fuertes influencias de la música Soul, teclados que retro atraen al Dylan del 65, arropado por The Band, y de fondo unos bonitos arreglos de cuerda suman emotividad al asunto, y mucha. El cantante Dan Zanes se muestra como un vocalista que no canta con las cuerdas vocales, sus tripas hablan por él, y realmente consigue transmitir elevadas dosis de sentimiento.

“Headlights” comienza con una armónica, entra un piano de estilo “Honky Tonk” y a continuación las guitarras, siempre las guitarras, riffs que resucitan a los Aerosmith de los primeros discos, cuando estos hacían Rock and Roll de verdad.

“Breakaway” se trata de otro gran tema que recuerda al mejor Tom Petty, el de “Damn The Torpedoes”, y posee un gran estribillo con vocación de himno que en justicia debería haber sido un éxito. Exactamente pasa lo mismo con “Dreams of You”, otro estupendo pegadizo tema, con orgullosas guitarras entremezcladas con la sección de vientos, y un estribillo que se repite. De nuevo otro hit en potencia.

Damos la vuelta al plástico y suena “The Offer”, de nuevo sección de vientos, toneladas de Stones, Rock de toda la vida con grandes punteos de guitarra solista, y también influencias de otra banda de Boston, la J Gelis Band.

Después de la tempestad nos relajamos un poco, y suena “Part Of This Earth”, otro estupendo tema, con guitarras acústicas, teclados, y de nuevo la acertada inclusión de una delicada sección de cuerda, que convierten una canción de menos de 3 minutos en un diamante en bruto para los oídos.

“Stand By You”, es otra romántica traza de música directa al corazón, pero está vez con un toque Country acústico, repleto de coros y la inclusión de un estimable violonchelo.

Como no, el blues rebosante de electricidad con carácter Hard-Rock no podía faltar, las guitarras están al rojo y los cambios rítmicos son frecuentes sobre una base bastante influida por Albert King. “Lost Weekend” se llama el tema.

“No No Never” continúa con la tradición del Blues, pero esta vez de una forma más festiva y saltarina, con grandes guitarras solistas y sin ningún tipo de adorno, a excepción del maremagno de vientos del final.

El disco cierra con otro nuevo clásico, “Friends Again”, suena a rock americano de toda la vida, aquel donde las raíces se mezclan con la música pop de siempre, con digna vocación de éxito, pero sin perder nunca el nivel de calidad ni intensidad.

“Smoking in the Fields” no se porque extraña razón no tuvo repercusión alguna, y de hecho no es fácil de conseguir, pero si por casualidad lo veis por ahí, en alguna vieja tienda de segunda mano, no dudéis en mercarlo, si os gusta el buen Rock and Roll este trabajo no os defraudará, es más, con el tiempo gana en belleza y emotividad, pero sin perder la fuerza bruta del Rock and Roll.

La historia de Del Fuegos tuvo un final feliz, el líder de la banda Dan Zanes se quitó de sus vicios que casi acaban con el, y actualmente compone y publica discos infantiles con bastante éxito, incluso ha llegado a conseguir algún Grammy en la categoría de mejor disco infantil. El hermano de Dan, Warren Zanes, está muy bien situado como vicepresidente de educación en el “Rock and Roll Hall Of Fame“, y el resto actualmente tienen cargos estimables en ciertas universidades.

sábado, 8 de marzo de 2008

The Coasters

The Coasters fueron un grupo vocal de Rhythm and Blues procedentes de Los Angeles, y desarrollaron su carrera musical desde mediados de los 50, en plena ebullición del primer Rock and Roll. Las grabaciones clásicas de The Coasters transmiten pura diversión, bien es cierto que explotaron bastante su vena cómica, que la tenían, pero no nos equivoquemos, The Coasters fueron ante todo un grupo de talentosos músicos, que en 1955, año en el que empezaron, ya tenían una dilatada experiencia en el mundo de la música.

El más inmediato antecedente del grupo fue otra banda de Los Angeles, The Robins, que bajo el auspicio de Johnny Otis (influyente figura de la escena Rhythm and Blues de Los Angeles) funcionaron desde 1949. En 1955 The Robins graban “Smokey Joe’s Cafe” y obtienen cierto éxito en una discográfica independiente (Spark Records). En la todo poderosa Atlantic fascinados por la canción, y sobre todo por el fuerte potencial comercial del grupo, ofrecen un contrato discográfico a The Robins, pero de todos los miembros solo acceden dos de ellos: Carl Gardner (voz tenor principal) y Bobby Nunn (voz de bajo). Dicen adiós a los Robins y se agrupan como The Coasters, el nombre es por su origen en la Costa Oeste. La formación clásica la completan Billy Guy (barítono), Leon Hughes (tenor) y más adelante Adolph Jacobs se une al grupo como guitarrista.

No se puede continuar con la historia de los Coasters sin mencionar dos nombres, los únicos e irrepetibles Jerry Leiber y Mike Stoller. Simplemente los mejores compositores de canciones que nunca han existido. Dejemos que tome la palabra el capo de Bomp Records, Greg Shaw (fallecido hace un par de años, por cierto):

“(Leiber y Stoller) fueron los auténticos arquitectos del pop-rock... su principal éxito fue el matrimonio entre el Rhythm and Blues en su forma más primaria y la tradición del pop”

Decir que autores como Elvis, Drifters, Ben E King, Big Mama Thornton o Charles Brown han grabado sus canciones, significa muy poco comparado con el legado y la enorme influencia que han ejercido dentro de la música popular en toda su extensión.

La pareja de oro, Leiber-Stoller, produjeron y compusieron material para The Robins primero, y después para The Coasters se encargaron de facturar prácticamente la totalidad de los temas que grabaron para Atco (subsidiaria de Atlantic), ahí es nada.

Las canciones y producciones de Leiber-Stoller escritas para The Coasters, efectivamente se caracterizan por tener un sonido crudo de Rhythm and Blues saltarín y sencillo, con unas letras que van directas al grano. De nuevo, las cosas sencillas ganan a las más elaboradas.

De los Robins mis favoritas son las seminales “Riot in Cell #9” y “Smokey Joe’s Cafe” de 1954 y 55 respectivamente. Imposible resistirse a estas canciones con un ácido y oscuro sentido del humor. “Riot in Cell #9” comienza con el sonido de sirenas y ametralladoras, la revuelta en la prisión ha comenzado, abajo las estructuras policiales, pero, existe un problema, la cámara de gas es el precio que paga el protagonista. Este tema lo ha “versioneado” mucha gente: Johnny Cash, Beach Boys, Blues Brothers, Johnny Winter... Mi favorita es la de Dr. Feelgood con las maneras de Wilco Johnson. “Smokey Joe’s Cafe” es más relajada, pero esas voces suenan a gloria bendita, con la inolvidable guitarra solista y solo de saxo. Buddy Holly hizo una gran versión.

Ya como The Coasters, a partir de 1956 graban un éxito tras otro. “Down in Mexico” es el primer single, sobre un ritmo de marcado carácter latino, la letra de la pareja Leiber-Stoller nos retrotrae a un oscuro Honky Tonk de Méjico donde tocan blues, mientras una bonita chica muestra sus encantos al ritmo de la música. Recientemente ha sido recuperada por Tarantino en la estupenda película “Death Proof”.

En 1957 el single “Young Blood” consigue un gran éxito, incluso llega al puesto 3 de las listas Pop. Está escrito a medias con otro de los grandes, y nunca mejor dicho, ni más ni menos que Doc Pomus. La estructura es similar a “Smokey Joe’s Café”, tórridos saxos, hilarantes y excelentes voces, y como siempre, la base blues característica. “Young Blood” es una versión en clave Rock and Roll de “Lolita”. El protagonista de la canción está prendado de una chica adolescente, hasta que papá le dice: “mejor deja en paz a mi hijita”. La tocaban los Beatles en su día, pero me quedo con la versión de Billy Childish.

“Searchin” es un tórrido tema también del 57 que se aproxima más al blues de Chicago (Howling Wolf, Muddy Waters, Bo Diddley...), y por exigencias de la discográfica Atco, lo autores se vieron a escribirla en 10 ridículos minutos, con unos resultados tan directos como espectaculares. Consiguió ser un éxito incluso al otro lado del mundo, en el Reino Unido. Me encanta la versión de Wanda Jackson, la dama del Rockabilly y Country por excelencia.

En 1958 el single “Yakety Yak” sale publicado, y de nuevo es otro gran éxito en USA y Reino Unido. No me cansaré nunca de escuchar este asombroso tema. Optimismo a raudales es lo ideal para curar todos los males del alma, el ritmo frenético no salvará tu vida, pero la hará más divertida, y para colmo la estelar colaboración de King Curtis al saxo. Dios!!!, adoro este tema de título inconexo y absurdo. De nuevo Wanda Jackson la interpreta con maestría.

Sin lugar a dudas en 1959 The Coasters alcanzan su cima comercial y creativa. En el mismo año publican, ni más ni menos que “Charlie Brown”, “Along Came Jones”, “That’s Rock and Roll”, “Poison Ivy”, “I’m a Hog For You”, “Run Red Run” y “What About Us”. En mayor o menor medida todos éxitos, y como siempre, con un nivel de calidad que hace estremecer hasta a los muertos.

“Charlie Brown” sigue esquemas parecidos a los de “Yakety Yak”, pero en palabras de Leiber-Stoller, al contrario que “Yaketi Yak”, “Charlie Brown” les llevó semanas escribirla. La anfetamínica guitarra rítmica es sensacional. Serge Gainsbourg interpretaba este tema.

“Along Came Jones” está muy bien, pero la cara B es gloriosa, se trata de “That’s Rock and Roll”, una canción que homenajea un estilo de música, una fuerza que mueve montañas, toda una auto celebración en la línea de “Rock Around the Clock” de Bill Haley, “Rock and Roll is Here To Stay” de Danny and The Juniors o “It will Stand” de The Showmen. Aquí, aunque se mantiene el ritmo gracias a la frenética guitarra y batería, no es un tema arquetípico de Rock and Roll, pero mantiene su esencia con un solo de saxo que se sale del mapa. De mis favoritas.

El single “I’m a Hog for You”/”Poisoy Ivy” sencillamente es perfecto. “I’m a Hog For You” es de mis temas favoritos de todos los tiempos. Sobre una sencilla base de Rhythm and Blues, resplandece un universo de voces soberbias, una letra calenturienta e indecente (como debe de ser), pero por encima suena un memorable solo de guitarra de una sola nota que se entrelaza con el latido de crudos saxofones sin cocer. En mi opinión estrofas como esta son pura poesía Rock and Roll:

“One little piggy went to London, yeah
One little piggy went to Hong Kong
But this little piggy’s
Comin’ over your house
He’s gonna rock you all night long”

Traduciendo “piggy” como cerdito. Desde mi punto de vista Leiber-Stoller son auténticos genios de la cultura popular. Mi versión favorita de este tema, Dr. Feelgood, no podía ser de otro modo.

En la cara B de “I’m a Hog for You”, de nuevo otra obra maestra más, “Poison Ivy”. El inmortal riff de la canción está arropado por una tendencia más pop, y mezcla con infinita maestría y sabiduría, blues y pop con un irresistible toque latino. Sin duda esta gente sabía lo que se hacía, por eso los Rolling Stones incluyeron una bonita versión en uno de sus primerísimos discos.

“Run Red Run”, de nuevo adoro esta canción, otra de mis favoritas esta “Run Red Run”, sobre unos saltarines acordes de piano y voces de lo más cachondas, interrumpidas en algún momento de la canción, por un glorioso solo de saxo, se esconde una letra divertida y trascendente al mismo tiempo. El tal Red enseña a un mono a jugar al póquer, y una vez que sabe jugar aprende otras cosas, empieza a comprender que está siendo explotado y engañado, y al final se convierte en un revolucionario. Tremenda.

Uno de los últimos grandes temas de The Coasters, es la interesantísima “Little Egypt (Ying-Yang)” de 1961. La canción comienza como un anuncio de un espectáculo circense sobre un fondo jazzistíco, y al poco el tema se desarrolla sobre una ritmo constante con un gran saxo solista, y un bonito puente de guitarra. De nuevo la letra es maravillosa, refleja con ironía la dura vida del circo, sobre el aparentemente mundo feliz de la bailarina “Little Egypt”, se esconde una vida dura y difícil con siete criaturas a las que cuidar. De todas la cantidad de versiones que se han hecho del tema, me quedo sin duda con la “speedica” interpretación de los británicos Downliners Sect allá por 1964.

... Y eso es todo, hacerse con un buen recopilatorio de The Coasters está tirado, hay muchos, muy económicos y muy buenos, pero como siempre, recomiendo que os hagáis con alguna copia en disco de vinilo de toda la vida que suena de miedo.

sábado, 1 de marzo de 2008

Madrid Rock and Roll Outlaws

Aunque el autobús mágico está un poco perezoso últimamente continuamos quemando rueda por las extensas autopistas del Rock and Roll. Ajenos al ruido infernal de los políticos y metidos de lleno en alucinados universos de guitarras, bajos y baterías, está vez los conductores proceden de mi adorada Madrid. Hairy Ladies y The Serpientes, dos grupos distintos pero hermanados bajo un denominador común: un profundo amor por la música. Armados con una fuerte fe ciega en lo que hacen, ideas claras ante todo, echan la vista atrás hacia un pasado musical glorioso pero sin nostalgias, reinventando los clásicos con una sólida convicción a prueba de todo. La música ocupa un lugar importante en sus vidas, y eso se nota, aman el Rock and Roll. No tiene nada que ver con el “virtuosismo” instrumental, para ellos es más importante la interpretación que la pericia musical a base de sudorosos y apasionados pelotazos directos al alma. Pelotazos en forma de canción con sabor a alma y olor a diversión en un cálido bar de Malasaña al final de la noche.

Ambos grupos, aunque con personalidades musicales diferentes, beben de comunes aguas contaminadas por fuertes personalidades como Rolling Stones, Byrds, Bo Diddley, Reigning Sound, Faces o Neil Young. Cierto que no inventan nada nuevo, pero tienen su particular modo de entender la música con un puñado de temas resplandecientes.

The Serpientes, aunque no se prodigan demasiado en conciertos, llevan varios años como banda, y el nivel de calidad es asombroso. Su enérgica música parte de unas deliciosas maneras a lo Byrds, para adentrarse hacia territorios más pantanosos propios de Captain Beefheart o Gun Club, con unas leves pinceladas de psicodelia, y todo ello con un aire muy fronterizo que evoca ambientes y texturas en algún lugar del desierto de Sonora entre Méjico y Estados Unidos.

La semana pasada, el 23 de febrero sábado, tocaron en un bar cercano a la Plaza de España madrileña, y lo ofrecido sencillamente fue apabullante. Salvando las limitaciones del local en cuanto a sonido, los 40 minutos ofrecidos por The Serpientes fueron tremendos. Tocaron sin artificios ni golpe de efecto alguno, solamente música tocada con pasión por una gran banda que se la veía cómoda en el escenario, introvertidos pero sobrios, sucios pero cuidando los arreglos, y arropados en todo momento por el rico sonido del teclado, sobre la emotiva y temblorosa voz del cantante. Es una lástima que The Serpientes no toquen más a menudo porque son realmente buenos.

En su página de MySpace se pueden escuchar un total de 6 temas sobresalientes con una imponente versión de Gene Clarke incluida, y en mi opinión temas como “under the rain” son clásicos inmediatos y absolutos.

Hairy Ladies llevan funcionando cerca de un año. Un año de duros ensayos en los garajes de “Nuevos Ministerios” sin duda han dado sus frutos. Representan lo que debería ser el auténtico Rock and Roll, un estilo inmediato, fresco y malencarado. Un corte de mangas a todas las miserias y patrañas del día a día, un antídoto contra la monotonía, y en definitiva, una actitud vital, que es exactamente la perfecta definición del Rock and Roll. Su música, al igual que The Serpientes está basada en los esquemas de los grandes clásicos del Rock and Roll americano, pero con un pie metido de lleno en el “garage-rock”, un estilo caracterizado más por la interpretación, entrega y actitud que por la fría calidad técnica, música hecha con el corazón desde la tierra de guitarras asilvestradas y baterías salvajes.

Su repertorio lo defienden con uñas y dientes, y al igual que Serpientes apuestan por sus propias composiciones. Sus canciones tienen un nivel de calidad realmente bueno, cumplen al dedillo con los tópicos del Rock and Roll, pero calan hondo en el corazón del oyente. Por el momento aún no tienen nada grabado, ya que llevan poco tiempo, pero últimamente tocan con cierta frecuencia ofreciendo conciertos tan intensos como demoledores.

Si os queréis hacer una idea de cómo suenan Hairy Ladies aquí va el video de un tema ofrecido en una de sus imponentes actuaciones en directo, el fabuloso “Outlaw Johnny”, 7 incendiarios minutos de rock de garage con unas guitarras que parecen sacadas del mismísimo “Flamingo” de The Flamin’ Groovies.



Para más información sobre estas increíbles bandas podéis entrar en las siguientes direcciones:

Hairy ladies:

http://www.myspace.com/hairyladies

The Serpientes:

http://profile.myspace.com/index.cfm?fuseaction=user.viewprofile&friendid=304014488

http://www.theserpientes.com/

... y recordad, si alguna vez tocan The Serpientes o Hairy Ladies en vuestra ciudad no dejéis de acudir. La diversión está asegurada al 100%.

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