jueves, 28 de agosto de 2008

Dennis Wilson, "Pacific Ocean Blue"

Dennis Wilson fue el hermano mediano de los Wilson y batería de los Beach Boys, uno de los grupos más influyentes de la música popular de todos los tiempos, en una época dorada, los 60, en que Rock and Roll y Pop eran uña y carne, pero posteriormente, a partir de los 70, ambos estilos se distancian, y salvo honrosas excepciones, los grupos o hacían POP o hacían ROCK, y la magia poco a poco se desvaneció, con la consiguiente pérdida de la inocencia de una música que en su día puso el mundo patas arriba a base de enérgicas canciones con la mirada puesta en el estribillo y la melodía perfecta.

The Beach Boys, como es bien sabido, en 1961 fueron de los máximos exponentes de la música
Surf, con sus temas que hablaban de soleadas playas californianas, coches y chicas. Pero más allá de “Surfin'”, “Surfin USA” o “Surfin safari”, los Beach Boys fueron auténticos creadores de canciones que alcanzaron el Crepúsculo de los Dioses del Rock and Roll con su clásico “Pet Sounds” de 1966.

Diez años después de la obra magna de Beach Boys, en 1976 su carrera estaba en un punto muerto, seguían vendiendo cientos de miles de discos gracias a recopilatorios de “oldies” (
“Endless summer”), pero creativamente sufrían un letargo artístico con mediocres trabajos como “15 big ones” (a pesar de contener algunas estimables canciones). Con este panorama, un Dennis Wilson que siempre había pasado desapercibido parapetado tras la batería, sentía la necesidad de escribir sus propias canciones y volar en solitario, y de la noche a la mañana el espíritu libre de los Beach Boys, el más salvaje, el indolente “punk” que jugueteó con la familia Manson siempre a la búsqueda de la fiesta sin final, pasó de estar eclipsado por el enorme talento de su hermano mayor (Brian), a elevarse como un músico, cantante e interprete único, capaz de emocionar con su ronca voz y sus asombrosas canciones repletas de alegría, tristeza, amor, desamor y en definitiva, canciones repletas de vida.

En 1977 sale a la luz
“Pacific Ocean Blue”, no solo el primer LP de Dennis Wilson, también es el primer disco de un Beach Boy en solitario, y el resultado impresiona a la primera escucha. Es un trabajo elaborado, con ricos arreglos, pero al mismo tiempo suena tan fresco y accesible como el disco de Rock and Roll más directo. “Pacific Ocean Blue” se grabó en los estudios del sello Brother (propiedad de los hermanos Wilson) en California, colaboraron viejos amigos y compañeros (su hermano menor Carl Wilson, Greg Jakobson, Bruce Johnston...), Dennis escoge a los mejores músicos de sesión (Hal Blaine de la Wrecking Crew de Phil Spector, Ed Carter, Jamie Jamerson...). Las canciones están llenas de suntuosos arreglos de vientos, percusiones, delicados teclados, e incluso hay un coro gospel que ensalza las canciones. A pesar de todo, los arreglos no abruman, no hay “lifting” musical alguno, y todo suena con una naturalidad apabullante. Son 12 temas que tocan la fibra sensible, desde la inicial “River song” con esas sensibles notas iniciales de piano, la entrada del coro al completo, y la voz de un Dennis Wilson que es un torrente de emoción pura. Más festiva resulta “What's wrong”, sobre una portentosa sección de vientos Dennis, en sus propias palabras, nos hace creer en el Rock and Roll. Con canciones como “Thoughts of you”, una de las mejores bandas actuales como Wilco, venderían su alma al diablo. Aunque Dennis tiene su propio estilo único y verdadero, ha tomado buena nota de su genial hermano mayor Brian Wilson, y “Time” es una buena prueba de ello, de una desnudez y belleza poco frecuentes. En definitiva, todas las canciones tienen su universo propio, crean adicción y muestran nuevos matices en cada nueva escucha, que varían según el cambiante estado de ánimo.

La reedición de “Pacific Ocean Blue”, publicada por
Sony Legacy, viene enriquecida con jugosos cortes nunca antes publicados, y un disco extra con el nombre de “Bambu (the Caribou Sessions)”, que incluye las sesiones de lo que se supone iba a ser el segundo disco en solitario de Dennis Wilson, pero por alguna extraña razón nunca vio la luz. Son canciones tan buenas o mejores que “Pacific Ocean Blue”, sin relleno alguno, que muestran a un Dennis Wilson con un profundo amor por la música; en sus propias palabras: “Todo lo que soy o seré está en la música, si quieres conocerme solamente escucha”.

Con trabajos como este da gusto comprar discos. No es una reedición cualquiera, aporta muchísimo valor añadido gracias a la desbordante cantidad y calidad de material inédito incluido, tiene una presentación de lujo con un fascinante libreto sobre la vida de Dennis Wilson y la gestación de “Pacific Ocean Blue”, pero lo más importante es el contenido, emocionantes canciones con un grado de pureza extrema, solo música salida de las tripas y del corazón con un grado de sensibilidad demasiado grande para este mundo.

Volviendo a Dennis Wilson, en 1977 salió a la venta
“Pacific Ocean Blue”, y unánimemente fue aclamado por lo crítica especializada. Por este motivo Dennis iba a hacer una gira de presentación del disco, pero finalmente se canceló, exactamente igual que la edición de su segundo disco “Bambu” que nunca vio la luz hasta esta excelente reedición del 2008, que por otro lado, nos muestra un simple boceto de lo que hubiera sido el resultado final del disco de no haber abandonado el proyecto en su día.

En diciembre de 1983, un Dennis Wilson fuera de control y deteriorado físicamente por el abuso alcohólico, al poco de cumplir 39 años murió ahogado accidentalmente en las costas de Los Angeles, a pesar de ser el único miembro de los Beach Boys que había practicado Surf. Es una pena que no se descubriera antes el genial talento de Dennis Wilson, y más aún, que no viviera para contarlo a las nuevas generaciones, pero vivió rápido, murió moderadamente joven y aludiendo a una de sus mejores canciones (“He's a bum”), desgraciadamente al final explotó.

viernes, 22 de agosto de 2008

Etta James, primera parte: 1954-1959

Jamesetta Hawkins, alias Etta James, nuestra heroína en esta ocasión, nació en Los Angeles en 1938 , en una época de duros conflictos bélicos (primero fue la Segunda Guerra Mundial y al poco la guerra de Corea). Una vez superadas las guerras y los costosos desembolsos militares, desde mediados y finales de los 40 la economía norteamericana empezó a florecer. Se generan nuevos puestos de trabajo, aumenta la calidad de vida y el poder adquisitivo, y la cultura del ocio toma más relevancia. Más en concreto, en la costa oeste se abren cantidad de clubs de música en directo, y surgen un montón de bandas de Rhythm and Blues. La escena musical de Los Angeles a mediados y finales de los 40 estaba representada fundamentalmente por Louis Jordan, uno de los máximos exponentes de música “Jive”, que no es otra cosa que una forma de Rhythm and Blues mucho más bailable y animado, acompañado por una tórrida sección de vientos deudora de la música Swing de los años 30, con un sonido que es fiel reflejo del optimismo y bonanza que vive la sociedad norte americana en esa época. Aunque Jordan es el artista más popular hay muchos otros: líderes de bandas como Johnny Otis, Roy Milton o Joe Liggins se recorren el país de costa a costa para tocar en multitud de locales. En esta época surgen continuamente nuevas estrellas: Wynonie Harris, Fats Domino, Roy Brown... y por supuesto aparecen los primeros grupos vocales fuertemente influidos por la música Gospel: Clovers, Orioles, 5 Royales...

Con este panorama no es de extrañar que la joven Etta James se sintiera fuertemente atraída por el Rhythm and Blues, pero no es ninguna novata, con tan solo 5 años entra a formar parte del coro de una iglesia baptista de Los Angeles, y tiene como mentor y maestro al profesor James Earle Hines, cantante gospel de posguerra que graba para la discográfica independiente Modern Records. En 1950 desgraciadamente muere la madre adoptiva de Etta, y se traslada a vivir a San Francisco donde reside su madre natural, Dorothy Hawkins, de origen afro americano que tuvo a Etta James con tan solo 14 años.

Etta lo tenía claro, desde la primera vez que escuchó los discos de su adorada Billy Holiday quería ser cantante profesional. También se sentía inclinada hacia el estilo gospel de Sister Rosetta Tharpe, y sus característicos gritos acompañados por su primitiva guitarra; pero el gran éxito que Dinah Washington estaba consiguiendo en esa época, convenció a la joven Etta de que ella también podía hacerlo. Establecida en San Francisco, con tan solo 14 años forma su primer grupo vocal con dos compañeras del colegio, las hermanas Abbye y Jean Mitchell, y Etta como voz principal. El grupo se hace llamar The Peaches, que es también el apodo de Etta James. Poco a poco incorporan algunas canciones propias a su repertorio, e inmediatamente el joven conjunto se recorre el circuito de clubs de la ciudad, dentro de las limitaciones de unas adolescentes menores de edad.

En 1954 Johnny Otis llega a la ciudad de San Francisco para actuar un par de noches en el mítico Fillmore Ballroom. Aparte de músico, Otis es un cazatalentos e intuitivo hombre de negocios siempre a la búsqueda de la nueva sensación que pueda hacerle rico. Casualmente Otis consigue presenciar una actuación de las chicas en un pequeño club de la ciudad, y cae rendido ante el talento y poderío de Etta, tal es así que Otis arregla a las chicas una sesión de grabación en Los Angeles.

En contra de los deseos de la madre de Etta, The Peaches viajan a Los Angeles y en 1954 realizan la sesión de grabación para Modern records. El resultado es el single “Roll with me Henry” con “Hold me, squeeze me” como cara B. En estas sesiones participa la banda de Johnny Otis al completo, pero también Richard Berry (más conocido por ser el autor de “Louie, Louie”) acompañando a Etta como voz solista. “Roll with me Henry” es una respuesta al reciente éxito de Hank Ballard and the Midnighters, “Work with me Annie”, y rápidamente consigue escalar los primeros puestos en las listas de Rhythm and Blues, no es de extrañar, la grabación es un número bailable muy pegadizo que se acopla a la perfección a los gustos de la época. Suena increíblemente fresca, pero sobre todo destaca la profunda voz de una Etta de 17 añitos que canta como si le fuera la vida en ello, una voz repleta de fuerza y vitalidad, elegante y sexy al mismo tiempo. Como anécdota, las calenturientas mentes censoras cambiaron el nombre de la canción por “The Wallflower” a pesar de tener una letra de lo más inocente.

Al poco tiempo (1955) The Peaches se separan, pero Etta James continúa en solitario, y gracias al éxito de “The wallflower” sale de gira con grandes nombres como Little Richard o Billy Doggett, y graba fabulosos nuevos temas como “Hey Henry”, tan bueno o mejor que “The Wallflower”, con ese duelo cruzado entre saxofones y piano, de nuevo con Etta dando lo mejor de si misma, con su forma de cantar sucia y salvaje, pero también inocente y espontánea. “Good rockin' daddy” consigue de nuevo ascender a las listas de éxitos a base de bailable Rhythm and Blues, género que por entonces estaba mutando en los nuevos sonidos de Rock and Roll popularizados por un jovencísimo Elvis Presley. Otros temas de este período son “Crazy feeling”, “W.O.M.A.N” de los tiempos de The Peaches (compuesta como respuesta a “I'm a man” de Bo Diddley), o “That's all” de su admirada Rosetta Tharpe, pero en clave de Rock and Roll. Son canciones de ortodoxo Rhythm and Blues, pero interpretadas por Etta James (y la banda de Maxwell Davis) se transforman en piezas maravillosas con la misma vigencia ayer, hoy y siempre.

Entre 1956 y 1957 Modern records graba las siguientes sesiones para Etta, ni más ni menos que en el legendario estudio J&M de Cosimo Matassa en Nueva Orleans, de nuevo bajo la supervisión de Maxwell Davis. Los músicos de Etta en esta ocasión son nombres míticos como Lee Allen, Dave Bartholomew, Earl Palmer, Justin Adams y Harold Battiste, todos ellos veteranos que han grabado las canciones más populares de Little Richard o Fats Domino. “Rough lover” compuesta por la propia Etta, es un frenético Rock and Roll lleno de sensuales gruñidos, palmas y un solo de saxo tenor de la casa, como solamente Lee Allen sabe hacerlo, en la misma línea de temas como “Long tall Sally” de Little Richard; a estas mismas sesiones pertenecen maravillas como “Baby baby everynight” con unos inolvidables coros a modo de respuesta, “How big a fool” es una emocionante balada que Etta canta con total entrega y convicción. “Market place” comienza sosegado, pero rápidamente suenan los saxos que acompañan a un impresionante solo de guitarra, mientras, de nuevo, la sugerente voz de Etta James cautiva de inmediato. Nuestra dama es una virtuosa cantante con una calidad incuestionable, pero sobre todo es una intérprete única, canta con el alma y con el corazón, y es capaz de transformar canciones mediocres en auténticos pelotazos de Rhythm and Blues con una primitiva intensidad, pero siempre con una clase y distinción sobrenatural.

En 1958 y 1959 Etta graba más material para Kent records (al igual que Modern, propiedad de los hermanos Bihari). No baja el listón lo más mínimo, el material sigue siendo excelente y Etta siempre está a la altura de las expectativas. De este período destacan algunos duetos de Etta con su compañero sentimental en aquellos días, Harvey Fuqua (cantante principal del legendario grupo vocal The Moonglows), son temas que se mueven hacia terrenos más estilo Doo Wop e incluso comerciales, y muestran a una versátil Etta James capaz de cantar el estilo que quiera y siempre bien. A estos años pertenecen cosas como: “If it ain't one thing”, un saltarín tema de Doo Wop con un alucinante solo de guitarra incluido; “I hope you're satisfied” es una bonita balada que muestra a la acaramelada pareja en acción; “We're in love” se trata de un pegadizo Rock and Roll con fuerte potencial comercial, pero inexplicablemente pasa desapercibido por el público.

Los hermanos Bihari tenían muchas esperanzas puestas en Etta James pensando que iba a conseguir múltiples éxitos, pero lo cierto es que a pesar de su grandísima calidad como cantante (y compositora), Etta solo logra un par de ellos en 4 años, y Kent records decide no renovarle su contrato discográfico, así de cruel e inhumano es el negocio discográfico. A pesar de todo, quedándonos con la parte positiva, Etta James dejó un impresionante legado discográfico para Modern y Kent, compuesto por varios singles y un LP (editado años más tarde, en 1961). En lo negativo, en 1959 una joven Etta James con tan solo 21 años, se ve en la calle, sin contrato discográfico y con el corazón roto en pedazos, y para colmo adquiere un creciente hábito al consumo de heroína que la llevará por el camino de la amargura durante muchos años.

La desilusión de Etta no duraría mucho; gracias a su talento innato, en 1960 unos avispados hermanos Chess (de Chess records) ponen sus ojos en ella y le ofrecen un nuevo contrato discográfico, y esta vez sí, se convierte en una cantante de gran éxito con cambios sustanciales estilísticos. Esta vez se mueve hacia terrenos más melódicos y orquestados, abundan las aterciopeladas baladas, pero los resultados siguen siendo deslumbrantes, todo lo que toca Etta James lo convierte en oro. En la segunda parte del artículo trataremos, en la medida de lo posible, el período Chess de una de las cantantes de Rhythm and Blues, Soul y Rock and Roll más grandes de todos los tiempos, que por cierto, a sus 70 años, todavía sigue en activo ofreciéndonos excelentes discos.

martes, 12 de agosto de 2008

Manfred Mann

Otro verano más atrapado en la gran ciudad, con esos insoportables calores que le hacen a uno sentirse más muerto que vivo. Para colmo parece que el mundo se desmorona: esa alarmante crisis energética, alimenticia y económica parece no tener fin, el duro conflicto territorial entre Rusia y Georgia provoca miles de muertes inocentes, y para colmo, mientras se celebran los lúdicos juegos olímpicos de Pekín, los Derechos Humanos se ven más pisoteados que nunca.

No todo es malo en estos días extraños, en este año 2008 por suerte, el bien más preciado de la humanidad, que es el Agua, no es tan escaso como otras veces. Aunque en la gran ciudad no hay costa uno puede “surfear” por todos los bares de la zona a base de refrescante cerveza helada; pero sobre todo, haga calor o frío, nuestra querida música siempre está ahí, con su mágico y seductor poder para alejar momentáneamente los problemas del día a día. Esa música de Rock and Roll que en el cálido verano fluye como una refrescante e inagotable fuente, y en los gélidos fríos del invierno se muestra como un acogedor refugio de vuelta a casa.

Esta vez nuestros protagonistas son los únicos e irrepetibles
Manfred Mann, o lo que es igual, otro de los grandes grupos británicos de Rhythm and Blues de los años 60, que junto con Rolling Stones, Animals, Yardbirds, Pretty Things, Zoot Money o Graham Bond Organization configuraron un excitante sonido que partía de las fuentes del Blues norteamericano de Muddy Waters, Howling Wolf, Bo Diddley o T-Bone Walter, para adentrarse de lleno en los caleidoscópicos e ilimitados horizontes de música Pop, Sicodelia e incluso Hard Rock.

Manfred Mann, siempre fueron distintos del resto, fueron auténticos músicos académicos, y su música estaba influida por igual, tanto por el Rhythm and Blues como por el Jazz. Se formaron en el Londres de 1962 bajo el nombre de
Mann-Hugg Blues Brothers. El núcleo estaba compuesto por el teclista de origen Sur Africano Manfred Mann y el batería Mike Hugg, que también tocaba el vibráfono. El resto de la banda la completaban Mike Vickers a la guitarra, Dave Richmond al bajo (sustituido al poco por Tom McGuinness), y el estupendo cantante y armonicista Paul Jones, más el ocasional añadido de una sección de metales.

Al contrario que la mayoría de sus grupos colegas contemporáneos, el sonido de Manfred Mann no estaba basado en las guitarras. Aunque el órgano y piano eran los auténticos protagonistas de su sonido, incorporaron otros instrumentos como flauta, vibráfono, saxofones, y por supuesto mucha armónica. Estaban tremendamente influidos por el Blues, pero su música también hablaba el jazzistico idioma de
John Coltrane, Miles Davies, Bill Evans y Ornette Coleman. Por decirlo así, eran unos músicos cultos, pero también “rock and rolleaban” como auténticos posesos dotando su música de un gran sentido del Groove, es decir, música llena de toneladas de diversión, tremendamente bailable y repleta de “Swing”.

Manfred Mann tenían grandes composiciones propias, pero también eran excelentes intérpretes de temas ajenos. Entre algunas de sus mejores versiones de su primera época, entre 1963 y 1965, están la frenética
“Groovin’” grabada originalmente por Ben E King, el clásico “Watermelon man” del jazzman Herbie Hancock con ese estupendo riff de órgano que se entrelaza con un sugerente saxofón, mientras Paul Jones canta y toca la armónica de manera magistral. “Watch your step” es una excelente recreación del clásico de Bobby Parker, con percusión de estilo caribeño, urgente riff de bajo, saxo, órgano... todo funciona de maravilla. No faltan homenajes a los grandes de la Chess records: Bo Diddley (“Bring it to Jerome”), Muddy Waters (“I’ve got my mojo working”, “Hoochie coochie man”) o Howling Wolf (“Somkestack lighting”). Fascinante resulta “I put spell on you” del gran Screaming Jay Hawkins, donde la rabia original es sustituida por una personalísima versión llena Swing y “balanceo”. Tampoco podía faltar el tributo al gran Ray Charles, y su “Sticks and Stones” que los Manfreds la convierten en toda una explosión de ritmo.

En cuanto a temas originales propios, Manfred Mann dijeron muchas cosas y muy buenas.
“5, 4, 3, 2, 1” les catapultó hacia el éxito internacional a ritmo de Rock and Roll, y se convirtió en sintonía del programa musical “Ready, steady, go!”. Se trata de un acelerado tema que bebía de las aguas de Bo Diddley, tanto como “Cock a hoop”, otro evidente tributo a nuestro gafotas favorito de la guitarra Gretch de forma cuadrada. La banda al completo se presentaba en sociedad con la fantástica “One in the middle”, con el consiguiente lucimiento de cada miembro del grupo. Mención aparte merece esa asombrosa habilidad de los Manfreds para componer hipnóticos y penetrantes Blues arrastrados, es el caso de “Did you have to do that”, “Without you” o la alucinante “What did i do wrong”.

A partir de 1966 las cosas empiezan a torcerse, hay cambios constantes de formación, entre otros
Jack Bruce entra a formar parte de los Manfred durante un período breve de tiempo, hasta que abandona para formar parte de unos tales Cream. El cantante Paul Jones es reemplazado por Mike D’abo, pero ya no es lo mismo, a partir de 1969 Manfred Mann se vuelven más experimentales, y la banda toma un rumbo más Jazz-Rock e incluso sinfónico. A partir de 1971 Manfred Mann son historia y pasan a llamarse Manfred Mann’s Earth Band con un errático camino que oscila entre el Rock progresivo, Mainstream y AOR, cuya trayectoria continúa a día de hoy, pero sin duda poco tiene que ver con sus primeros tiempos, cuando eran una entusiasta banda de genuino Rhythm and Blues y Jazz que hicieron vibrar a toda una generación.

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