sábado, 26 de enero de 2008

Bruce Springsteen, "Born To Run"

El Bruce Springsteen de los tiempos actuales mantiene el tipo con relativa buena salud. Sus últimos discos van de lo políticamente correcto, caso de “The Rising” o “Magic”, hasta la lo brillante (“The Seeger sessions”), con una parada en lo anodino (“Devil and Dust”). Por supuesto es una opinión personal, y me consta que hay mucha gente que no opina lo mismo.

La naturaleza es cruel, y a la vez sabia, por eso el género humano poco a poco vamos menguando y marchitándonos, simplemente es ley de vida encontrarnos al final del camino. Springsteen evidentemente no es ninguna excepción; será una estrella, pero como cualquiera, se desvanece, pierde espontaneidad e inocencia. Madurez para unos, evolución para otros, lo cierto es que, aunque cueste reconocerlo, los buenos tiempos se han esfumado desde hace tiempo. Pero es lo que hay.

En 1974, un joven Springsteen, tras publicar un par de excelentes trabajos (“Greetings from Asbury Park” y el emocionante “The Wild, The Innocent and The E. Street Shuffle”) se veía en una especie de encrucijada. Esos discos fueron unánimemente alabados por la crítica, pero las canciones no terminan de cuajar en la conciencia colectiva de la época, que no terminan de identificarse con esas brillantes y románticas viñetas urbanas. Resultado, los ejecutivos de la CBS llegan a la despiadada conclusión de que Springsteen no es un producto rentable, y está a con un pie en la calle, pero finalmente le conceden una última oportunidad.

Un Springsteen de 25 años está cargado de sueños de Rock and Roll, con un pie en la época dorada del Pop de los años 60, y con el otro en los grandes de la música Soul y Rock and Roll. Pero ante todo posee un universo propio basado en conceptos como “amistad”, “soledad”, “la noche”, y la “necesidad de cambio”, todo esto teñido de una iconografía callejera sobre ruedas cromadas como símbolo máximo de libertad, y un intenso, inocente e ingenuo romanticismo que inunda sus composiciones.

Bajo estas circunstancias se parió “Born To Run”, una obra intensa, con una belleza fuera de lo común, que con el paso del tiempo sabe más dulce, porque el Rock and Roll más allá de ser una música “enlatada” en formato LP, no solo se escucha, sino que se huele, se mastica, se vive, pero sobre todo se siente. “Born To Run” es de esos discos construidos de ese material destinado a ser un clásico absoluto, más allá de la erosión del paso del tiempo.

Grabar “Born To Run” no fue un plato fácil; en la mente de Bruce estaba la ambiciosa idea de conseguir la sinfonía adolescente definitiva, pero desde una perspectiva más adulta. Quería levantar su propio “muro de sonido phil-spectoriano”, que tanto le había influido, incluso se barajó la idea de que el mismo Phil Spector produjera el álbum, pero finalmente fue el propio Bruce el que se encargó. Invirtió mucho tiempo en el estudio, pero no estaba contento con los resultados, no termina de encontrar el sonido que buscaba, algo así como una combinación entre Spector, Chuck Berry y Van Morrison de “Astral Weeks” todo en uno. Esta obsesión a punto estuvo de costarle una crisis nerviosa y mandarlo todo a la basura, pero al final, felizmente, convencido por terceras personas, “Born To Run” vio la luz en 1975 alcanzando el cielo y la gloria del estrellato.

¿Que se puede decir del contenido del disco que no se haya dicho ya? cada uno de los surcos del LP transmite una energía y sentimiento muy poco frecuentes, sencillamente se trata de 39 minutos de desbordante pasión. Springsteen, que desde hace tiempo renuncia a ser un héroe de la guitarra, se centra más como intérprete y compositor, y es capaz de llegar al corazón de la gente con sus poéticas visiones en forma de canción.

“Thunder road” es la rampa de lanzamiento, comienza con unas hermosas notas de piano con la única compañía de la armónica, y poco a poco la canción se lanza por las solitarias autopistas del alma conducidas por enérgicas guitarras y el intenso latido de la batería, para terminar uniéndose el cálido saxo de Clarence Clemons. “La carretera del Trueno” es el camino hacia la libertad basada en el Rock and Roll como fuerza liberadora, donde las alas se sustituyen por ruedas, y los sueños por realidades. El viaje no es gratis, la libertad es el precio que hay que pagar, con todo lo que ello conlleva.

El cálido Soul Sureño se aparece en la saltarina “Tenth Avenue Freeze Out”. "Bad Scooter" vaga por las calles, se siente solo pero no puede volver a casa porque ha comprado ese billete de solo ida hacia la “carretera del trueno”, pero mientras suena la cortante sección de metales, llega el cambio, "Big Man" se une a la banda, juntos se ríen del mundo y parten la ciudad en dos mientras las chicas guapas bailan al son de la música.

“La Noche” siempre ha sido un tema recurrente en el Rock and Roll, ya lo decía Maureen Tucker en “Aterhours”, “de noche todo el mundo es guapo”. En la enérgica “Night” Springsteen utiliza la noche como estímulo y desahogo para hacer frente a una oscura y anodina vida laboral que empieza a las 9 y termina a las 6, que poco a poco te absorbe la vida, pero por alguna extraña razón conseguimos sobrevivir hasta que llega la noche y la rutina y tristeza desaparecen.

“Backstreets” comienza con una bonita línea de piano, a los poco segundos entra la banda al completo: órgano, guitarra, bajo, batería y la voz de Bruce cantando un desgarrador homenaje a la amistad, donde dos amigos juran eterna amistad escondidos en los callejones de la noche y huyendo del “fuego” que no deja ni respirar. Pero finalmente el paso del tiempo rompe las promesas de amistad. Tratamos de caminar como héroes, pero al final somos como los demás, piezas de un mismo engranaje. Un canción tan bella como emocionante, con ese realista sabor a derrota.

“Born To Run” musicalmente es todo un homenaje a The Wrecking Crew (músicos de Los Angeles que grabaron para Phil Spector). Max Weinberg se convierte en Hal Blaine, Clarence Clemons en Steve Douglas y Roy Bittan en Leon Russell. El tema muestra a un Bruce con ganas de comerse el mundo, y es todo un ejercicio de violento escapismo, “esta ciudad te arranca los huesos y es una llamada al suicidio”, y por eso “vagabundos como nosotros nacimos para correr”. El romanticismo está presente en frases que son como certeros dardos al corazón (“Esta noche quiero morir en las calles en un beso eterno”). La vida no es un cuento de hadas y la cosa termina de manera cruda y realista (“No hay sitio donde esconderse, pero juntos podemos vivir con la tristeza”), de nuevo el regustillo amargo de derrota está presente, pero si es a favor del amor quizás no lo sea tanto.

“She’s the one” rompe algo la cohesión del disco a nivel de textos, pero cuando suena ese ritmo a lo Bo Diddley no hay nada que objetar, y constituye una de las piezas más incendiarias y "rockandrolleras" del disco, y a la larga se ha convertido en un pequeño clásico del repertorio de Springsteen que siempre es bien recibido, pero comparado con el resto de “Born To Run” palidece un poco.

“Meeting across the river” es el tema más “jazz” y reposado del disco. Empieza con el Saxo sonando desde la lejanía, piano en primer plano y la voz cascada y perezosa de Bruce muy en sintonía con la canción, una mezcla entre cansancio e incertidumbre. Trata de una historia de perdedores que tienen una “cita” para ganarse unos dólares de manera rápida y poco lícita, vamos, que van a participar en un trapicheo con todo el riesgo que conlleva.

“Jungleland” es la canción que cierra “Born to Run”. Practicamente 10 minutos de belleza sin precedentes donde lo irreal se funde con los sueños de Rock and Roll, que únicamente se ven interrumpidos por el despertar de un nuevo día. Aquí la música habla por si sola, comienza una preciosa sección de cuerda sobre unos acordes al piano. Mientras tanto, en el sueño, en la quietud de la noche “Magic Rat” intenta montárselo con la “Chica Descalza”, y juntos desaparecen por Flamingo Lane, entonces aparecen los “hombres de la ley” y las pandillas de medianoche que habitan en la “Tierra de la Jungla”. La banda al completo estalla con la fuerza de un misil teledirigido al corazón, la batería respira, y la guitarra incendia todos los recovecos del alma, mientras “el hambriento y el cazado” explotan en una banda de Rock and Roll, y poco a poco la “Tierra de la Jungla” desaparece, la noche se desvanece y da paso a la realidad, pero antes Clarence Clemons pone el broche de oro al disco con un solo de saxo antológico, hasta que por fin la vigilia da paso a la realidad, y es entonces cuando muere la canción. Simplemente memorable.

Con “Born to Run” llegó el éxito, la fama y el dinero (aunque también ciertos problemas con antiguos managers) pero este disco fue el origen de todo. Aquí están reflejados los sueños y anhelos de triunfo de un tal Springsteen, que al final merecidamente lo consiguió a fuerza de confianza en si mismo, trabajo, pero sobre todo mucho talento.


miércoles, 16 de enero de 2008

Etiquette Records, Fabulosos Sonidos del Noroeste del Pacífico


La historia de
Etiquette records fue un noble experimento. Más allá del negocio musical de principios de los años 60, fue el núcleo de la explosión del Rock and Roll en el noroeste del pacífico de los Estados Unidos. Hablar de Etiquette, supone hablar de The Wailers, arquitectos de un sonido crudo, único, irrepetible, y ejemplo intachable de integridad artística.

The Wailers existieron aproximadamente desde 1958 como grupo instrumental. Grabaron para el sello neoyorkino Golden Crest una serie de secos temas memorables y de gran influencia para todos los grupos contemporáneos de la zona de Seattle y el noroeste del pacífico. Existía la siguiente premisa: “si querías ser un grupo enrollado, tenías que hacer canciones de los Wailers”, y si a esto le añadimos que en 1959 consiguen colar las increíbles “tall cool one” y “mau-mau” en las listas de éxitos nacionales, en 1960 ya eran enormemente populares a nivel regional.

El sonido de the Wailers, desde el principio, se caracterizó por ser terriblemente enérgico. Partiendo de las bases y fuentes de inspiración de grupos y solistas negros como Little Richard, Freddy King, Fats Domino, Ike and Tina Turner Revue o Bobby “Blue” Band, The Wailers diseñaron su propio sonido construido a base de sudorosa pasión por el Rock and Roll. Un sonido sucio, pero nítido, sencillo pero ejecutado por excelentes músicos que ponían toda su fe en lo que hacían.

En 1960, el grupo lo forman: Rich Dangel (guitarra), Mark Marush (saxofón), Mike Burks (batería), Kent Morril (teclado, voz) y BuckOrmsby (bajo), este último sustituyendo al guitarrista John Greek.

En 1960 el grupo, sin sello discográfico y con un futuro incierto, se reúne en un club de Tacoma y Buck Ormsby propone grabar discos, pero... ¿Cómo hacerlo sin un apoyo discográfico? Fácil, creando su propio sello discográfico mediante la vieja técnica del “hazlo tú mismo”. Esta loca idea solamente es apoyada, aparte de Ormsby, por Kent Morril y el cantante Rockin’ Robin Roberts (amigo de Ormsby desde los tiempos en que tocaban juntos en The Blue Notes), que son los que ponen el dinero sobre la mesa para llevar a cabo el proyecto.

Rockin’ Roberts inyecta nuevo entusiasmo al proyecto, y la primera referencia de Etiquette es el clásico “Louie, Louie” (original de Richard Berry) en 1961. Por problemas con su anterior discográfica el tema aparece a nombre de Rockin’ Berry. El resultado es espectacular, el ritmo de “calypso” del original, es sustituido por un arreglo de estilo Rhythm and Blues imitado hasta la saciedad por eminencias de la zona como Paul Revere and the Raiders, The Sonics, y sobre todo The Kingsmen con el que alcanzan un gran éxito a nivel internacional dos años después.

En 1962 los Wailers deciden publicar un álbum completo, y animados por un famoso DJ de la zona (Pat O’Day), sacan un disco en directo. El resultado es “The Fabulous Wailers at the Castle”, grabado en un club de Tacoma llamado “Spanish Castle”. Todo el disco es una maravilla, desde la portada, el sonido, el repertorio, los instrumentales, la energía que transmite el grupo, los cantantes invitados: Rockin’ Robin y Gail Harris, esta última se marca un “All i could do was cry” de Ike and Tina demoledor.

Cuenta la leyenda que muchos chavales iban a los conciertos de los Wailers para estudiar cada uno de los movimientos del guitarrista Rich Dangel o el tremebundo batería Mike Burks, y de ahí salieron futuros grupos legendarios como The Sonics. Incluso el mismísimo Jimi Hendrix, dedicó una canción al club bajo el título “Spanish Castle magic”, ya que por aquel entonces el joven Hendrix estaba en las primeras filas en cada uno de los conciertos que ofrecían los Wailers en The Castle.

En su día el disco vendió bastante bien, 50000 copias para la época son muchísimas, y a la larga se ha convertido en un clásico del sonido del noroeste del pacífico, y personalmente creo que define lo que debería ser el Rock and Roll: sudor, honestidad, actitud, diversión y mucho blues.

De 1961 a 1964 Etiquette edita singles de los Wailers y de algunos de sus miembros y colaboradores directos, como Kent Morrill o Gail Harris. Posteriormente Ormsby y Morrill se plantean editar a otras bandas. En 1964 The Bootmen graban un poderoso single con dos instrumentales en la mejor tradición de los primeros Wailers: “1, 2, 3, 4” y “Black widow”. Ambos temas a día de hoy suenan inmensos, destacan la gran guitarra de Neil Andersson y el sucio saxo de Ron Gardner, que en poco tiempo ambos pasan a ser miembros fijos de the Wailers. La contribución de Gardner sería decisiva, a parte de sustituir a Marush al saxo (que curiosamente se uniría a los Bootmen), ejercerá de intenso “frontman”, como bien demuestran las grabaciones posteriores.

El último disco que se publica en Etiquette durante 1964 contiene una canción titulada “don’t worry about me baby” de Mayalta Page, componente del grupo de chicas “de la casa” The Marshans. El tema es una maravilla de principio a fin, podría pertenecer perfectamente a cualquier grupo de la factoría Spector, con la diferencia de que el “muro de sonido” es sustituido por efectos de “fuzztone”, dando al tema un dramatismo especial. Sin duda, el tema podría haber sido candidato a “hit” de no ser por la aparición de unos niñatos que se hacían llamar The Sonics.

Poco hay que decir de los Sonics que no se haya dicho ya. Como muy bien se definían ellos mismos:

“Three chords, two tracks, and one hell of a band”

Sencillamente lo hecho por esta gente, desde mi punto de vista, aún no ha sido superado, y los discos siguen transmitiendo la misma intensa energía, fuerza y mala leche originales.

The Sonics era una banda que, como cualquiera de Tacoma, estaba enormemente influida por el sonido de The Wailers. Cierto día Buck Ormsby fue a ver actuar a The Sonics y le gustó mucho la energía que transmitían, especialmente un tema propio, pero no le gustaba el enfoque de banda de baile de instituto inofensiva. Jerry Roslie, el cantante de los Sonics, tomó nota de los consejos de Ormsby, rescribió la canción y parió un clásico absoluto, ni más ni menos que “The witch”. Resultado: consiguieron contrato en Etiquette.

The Sonics estaban formados por cinco chavales aparentemente normales, pero la música que hacían e interpretaban no parecía de este mundo, parecía salida directamente del infierno. Los hermanos Parypa eran unos dementes del feedback y la distorsión, y Larry (el guitarrista) estaba tremendamente orgulloso de ese sonido sucio que sacaron. Rob Lind tocaba el saxo como si la vida le fuera en ello, Bob Bennett, el batería, tenía el sobrenombre de “boom boom”, era pura dinamita a punto de estallar. ¿Y que decir de Jerry Roslie? Aparte de teclista, con sus alaridos hizo temblar los cimientos del Rock and Roll, dotándole de un peligro hasta entonces inédito y desconocido.

“The witch” consiguió ser un éxito regional, llegando hasta el número 2 en las listas. A pesar de todo, en su día los Sonics no tuvieron mucha repercusión, unos dicen que debido a una deficiente distribución, pero me temo que el mundo no estaba aún preparado para acoger esas cacofonías en forma de Rhythm and Blues. Estamos en 1965, y lo que se lleva entonces son los sonidos mersey beat procedentes de Inglaterra.

El legado de los Sonics en Etiquette es imprescindible: 7 intachables singles y 2 seminales LP’s. Posteriormente, otro sello (Jerden) les ofreció más posibilidades de proyección, y The Sonics dejaron Etiquette, cambiando considerablemente la orientación musical hacia un estilo más británico y acorde con los tiempos. Aún así el material que grabaron para Jerden no tiene desperdicio, e incluso Morrill y Ormsby de Etiquette licenciaron a Jerden “the witch” y “psycho”, para el mejor desarrollo del grupo, pero eso ya es otra historia.

En 1965, paralelamente al “ataque frontal” de los Sonics, el éxito de los Beatles provoca una orientación más anglófila por parte de los Wailers, quedando patente en su LP “Wailers Wailers everywhere”. Este cambio de estilo provoca la deserción del guitarrista Rich Dangel, que pasa a formar parte de The Rooks, un grupo de Texas con fuertes lazos de unión con Bobby Fuller Four. Paradojas de la vida, el estilo de The Rooks estaba claramente influenciado por el “boom” británico (la causa de abandono de Dangel), y graban algún single para Etiquette.

En este mismo año The Galaxies, un buen grupo local, graba unas sesiones para Etiquette con excelentes resultados. Destaca una increíble versión de Cliff Richard and the Shadows (“on the beach”) y la deliciosa “I’m a worker”, que posee un “riff” tan enérgico como contagioso.

En esta época el número de grupos que solicitan los servicios de Etiquette crece considerablemente, y es por esto por lo que se crea una subsidiaria llamada Riverton. La idea es que los grupos de Riverton con cierta repercusión, pasen directamente a Etiquette. Algunos de las bandas que graban para el “subsello” son The Bootmen, Breakers o Paul Bearer and the Harsemen. Estos últimos publican una canción llamada “I’ve been thinking” (1966) que para mi es de los mejores temas de garage de todos los tiempos. No aparece en los “nuggets” ni recopilaciones por el estilo, pero es perfecto, incluso se acerca a las maneras de los Sonics más salvajes: sonido sobresaturado, órgano en primer plano, guitarras distorsionadas, y por encima una voz rota fuertemente influida por la música soul más primitiva. Increíble que a día de hoy este tema pase completamente desapercibido.

Resulta curioso que los Wailers influyeran decisivamente en el sonido sucio y primitivo de los Sonics, sin embargo luego fue al revés, los Wailers querían sonar como los Sonics. Una prueba de esta influencia “sónica” es “out of our tree”de 1965. Los Wailers quisieron repetir el éxito de “Louie, Louie”, esta vez atacando el clásico “Hang on Sloopy”, pero el resultado final no les satisfizo nada, y como respuesta crearon la anteriormente citada “get of our tree”, uno de los temas más duros de su repertorio, y un clásico del sonido garage.

En el mismo año 65, los Wailers contactan con un joven compositor llamado Ron Davies con ciertas influencias de Bob Dylan. La relación entre ambos va a ser bastante fructífera, los Wailers graban algunos temas suyos: “it’s you alone”, se convierte en un éxito mediano en la Costa Oeste, y ya fuera de Etiquette, graban el clásico LP “outburst” para United Artists, con 10 de las 12 canciones escritas por Davies.

Corre el año 1966 y el fin de Etiquette, está cerca. The Wailers, animados por el éxito en San Francisco de “it’s you alone”, traslada su base de operaciones a Los Angeles, pero la magia ha desaparecido, nada es lo mismo, y si a esto unimos serios problemas de distribución de los discos, finalmente Etiquette cierra sus puertas a finales de 1966, finiquitando así una gloriosa etapa para la historia del Rock and Roll.

The Wailers como grupo siguen existiendo hasta 1969, fecha en que deciden dejarlo definitivamente. Su visión de la música no encajaba con la de gurús psicodélicos de la época como Jefferson Airplane o Grateful Dead, tan en boga en aquél entonces.

La última referencia publicada por Etiquette fue a cargo del autor de la primera (“Louie, Louie”), el gran Rockin’ Robin Roberts. Aunque abandonó por completo la música para dedicarse de lleno a sus estudios, Ormsby le convence y graba con los Wailers “you weren’t using your head”, y a juzgar por los resultados, estaba en mejor forma que nunca. Tan solo un año después (1967) Rockin’ Robin fallecería en un accidente de tráfico. Los Sonics continuaron hasta 1969 sin apenas repercusión, y finalmente abandonan la música para retomar sus estudios. Actualmente los Wailers ofrecen periódicamente conciertos por Estados Unidos, y casualmente el año pasado se llegaron a juntar los Sonics en una ocasión, y a juzgar por los videos de “youtube” con resultados bastante dignos.

La huella que han dejado en la música Wailers, Sonics, y en general toda la escudería Etiquette es incuestionable. Pete Townshead, Springsteen, Stooges, Dictators, Mudhoney, Roy Loney, Mike Stax, Cynics, Chesterfield Kings, DMZ, Billy Childish, Nomads, Young Fresh Fellows, Billy Miller, Miriam Lina o Devil Dogs, se han declarado seguidores a muerte. Pero lo más importante, que sin pretenderlo, fueron pioneros absolutos del sonido garage, y el punk que vendría en los años 70.
Discografía durante los años 60:

CAT No

ARTIST

A-SIDE

B-SIDE

Date

1

ROCKIN' ROBIN ROBERTS

Louie Louie

Mary Ann

3-61

2

WAILERS

Mashi

Velva

5-61

3

GAIL HARRIS

Be My Baby

So Much

9-61

4

WAILERS

Doin' The Seaside

Stompin' Willie

10-62

5

KENT MORRIL

This Pain In My Heart

I Had A Dream

1-63

6

WAILERS

We're Goin' Surfin'

Shakedown

3-63

7

WAILERS

Seattle

Partytime USA

11-63

8

MARSHANS

I Remember

It's Almost Tomorrow

12-63

9

WAILERS

Tall Cool One

Frenzy

4-64

10

BOOTMEN

1,2,3,4

Black Widow

6-64

11

SONICS

The Witch

Keep A Knockin'

11-64

11

SONICS

The Witch

Psycho

1-65

11

SONICS

Psycho

Keep A Knockin'

?-65

12

WAILERS

You Better Believe It

Don't Take It So Hard

11-64

13

MAYALTA PAGE

Don't You Worry About You Baby

You're So Fine

12-64

14

ROOKS

Believe In You

I'll Be The One

1-65

15

Wailers

You Weren't Using Your Head

Back To You

5-65

16

SONICS

The Hustler

Boss Hoss

5-65

17

GALAXIES

I'm A Worker

Make Love To My Baby

5-65

18

SONICS

Shot Down

Don't Be Afraid Of The Dark

7-65

19

WAILERS

Dirty Robber

Hang Up

7-65

101

BOOTMEN

Love You All I Can

Forevermore

7-65

20

GALAXIES

On The Beach

She Said I Do

8-65

R 102

BREAKERS

All My Nights, All My Days

Better For The Both Of Us

8-65

R 103

HAWK & RANDELLAS

One Like Me

I Don't Wanna Know

8-65

21

WAILERS

Out Of Our Tree

I Got Me

10-65

22

SONICS/WAILERS

Don't Believe In Christmas

Christmas Spirit?

10-65

23

SONICS

Louie Louie

Cinderella

10-65

24

WAILERS

It's You Alone

Tears

3-66

R 104

BOOTMEN

Ain't It The Truth Babe

Wherever You Hide

3-66

R 105

PAUL BEARER & HEARSEMEN

I've Been Thinking

Route 66

6-66

25

GALAXIES

I (Who Have Nothing)

I'm Yours

9-66

26

ROCKIN' ROBIN ROBERTS

You Don't Love Me

You Weren't Using Your Head

12-66

27

WAILERS

Number One Group

The Wailer

12-66

CAT No

ARTIST

TITLE

Date

ETALB 1

WAILERS

At The Castle

1962

022

WAILERS

& Co

1963

023

WAILERS

Wailers Wailers Everywhere

1965

024

SONICS

Here Are The Sonics

1965

025

VARIOUS

Merry Christmas

1965

026

WAILERS

Out Of Our Tree

1965

027

SONICS

Boom

1965

028

VARIOUS

Northwest Collection Vol 1

1966

martes, 8 de enero de 2008

DT's, "Filthy habits"

Si tuviera que elegir un disco del fallecido 2007 sin duda sería “Filthy habits” del grupo de Bellingham (Washington), The DT’s. Con toda probabilidad las principales publicaciones musicales pasarán dicho trabajo por alto con argumentos como: “no inventan nada nuevo”, “lo que hacen se ha oído mil veces”, “escasa originalidad”, ”muy buenos en directo pero ni fu ni fa en disco”.

Cierto que los DT’s miran a tiempos pasados, y basan su sonido en las grandes bandas de los 70 y en la época dorada del Soul. En los tiempos que corren, rendir cuentas a Etta James, AC/DC, Otis Redding, Faces o Ike and Tina Turner, puede que se aleje de la rabiosa actualidad musical, y por tanto del público al que va destinado el “producto”.

Me temo que poco importa a estos chicos. “Gracias a nuestros amigos y al resto que les den”, reza la contraportada del disco. Esta gente ante todo tiene las ideas claras, no son unos jovencitos (andan por la cuarentena), no aspiran a ser grandes estrellas y lo único que pretenden es darlo todo en sus directos y sacar buenos discos. Sencillamente representan el Rock and Roll en estado puro, y ayudan a recuperar la inocencia y frescura perdidas.

Poco importa que Diana Young-Blanchard sea una explosiva cantante de hard-soul curtida en mil batallas desde finales de los ochenta, o que Dave Crider, aparte de efectivo y personal guitarrista, sea uno de los pilares básicos del underground durante los 90, ya sea como fundador del sello Estrus o integrante de una de las bandas de garage más importantes de los últimos años (Mono Men).

Resulta conmovedor que tras muchos años en el mundo de la música, pateándose los escenarios de medio mundo, no hayan perdido ni pizca de intensidad, ofreciendo la misma entrega ante audiencias de 500 y 10 personas. Cada vez que descargan su poderío en directo van a por todas. No dan el 90%, es o todo o nada.

The DT’s llevan en activo desde 2001, y desde entonces han publicado unos cuantos discos, siendo “Filthy Habits” sin duda el mejor. Diez temas propios, a cada cual mejor, llenos de energía desbordante, con olor a gasolina, sabor a tequila y unos riffs que atraviesan la médula espinal.

“April Holeso”, que abre el LP, es de los temas más potentes que he oído en tiempo, los riffs estilo James Williamson se funden con la voz de una cantante al rojo vivo. Si “Turn loose” evoca a los mejores Motorhead, “Sweet words” es una puesta al día del mejor blue-eyed soul tipo Dusty Springfield.

La producción corre a cargo de Johnny Sangster y Jack Endino; consiguen, en la medida de lo posible, llevar el sonido del directo a un estudio de grabación. Las guitarras suenan recias, las aportaciones esporádicas de teclados son acertadas, pero por encima, la tremenda voz de Diana Young deja mella en el oyente.

En un mundo ideal, el 90% del material “enlatado” en este disco serían éxitos absolutos, es un trabajo directo y adictivo, que gana con el tiempo. Por desgracia, pasará desapercibido como tantos otros buenos discos, pero no importa, porque gracias a grupos como DT’s la rueda del Rock and Roll está perfectamente engrasada para que siga girando por muchos años.

Dejo una actuación del grupo que ofreció para TV2 en el año 2005. Aunque en esta actuación el grupo está un poco más "domesticado", os podéis hacer una idea del poderío de los DT's.


the Dt's: Live TV2 Madrid - 10.05

miércoles, 2 de enero de 2008

Jack Nitzsche

Seguimos nuestro viaje destino a ninguna parte, esta vez hacemos parada en la soleada costa oeste americana, concretamente Los Angeles, California. Cerramos los ojos y nos situamos en otra época, los dorados años 60, donde grupos como Beach Boys, Byrds, Turtles, Monkees, Beau Brummels o Buffalo Springfield firmaron con letras de oro en el gran libro de la música popular, pero esto no hubiera sido posible sin la colaboración de otros personajes relevantes, casi siempre en un segundo plano: productores, músicos de sesión, A&R’s, arreglistas, ingenieros de sonido, etc. Pero si hay una figura destacable entre todos estos catalizadores de la música es Jack Nitzsche.

Jack Nitzsche abandonó este mundo un 25 de agosto del año 2000 (el nuevo milenio no podía empezar peor). Sin ser una estrella del rock and roll, vivió como tal, hasta que su corazón ya no pudo aguantar más, tenía 63 años y dicen que nunca estuvo cómodo en este mundo, así que estés donde estés, amigo, espero que “ahí” te sientas más cómodo, y en ese mismo lugar tarde o temprano nos encontraremos.

Pero, ¿Quién era Jack Nitzsche realmente? A lo largo de su dilatada carrera hizo un poco de todo: arreglista, compositor, productor y creador de un montón de bandas sonoras originales para películas. En los años 60 estuvo en el centro del huracán, colaboró estrechamente con héroes y heroínas del calibre de Jackie DeShannon, Rolling Stones, Neil Young, y sobre todo Phil Spector con todo lo que conlleva: Ronettes, Crystals o Righteous Brothers. En los 70 dedicó la mayor parte de su actividad a componer bandas sonoras de gran éxito, e incluso consiguió un “oscar” a la mejor canción por “Oficial y Caballero”. En los últimos años de su vida, dejó su actividad musical a un lado y se centró en escribir su autobiografía, para luego volver a sus raíces produciendo al rocker de Louisiana CC Adcock. Esta es la historia a grandes rasgos, pero empecemos por el principio con un poco más de detalle.

Bernard Alfred “Jack” Nitzsche nació en Chicago en abril de 1937, pero se crió en un pueblecito próximo a Michigan llamado Newaygo. Sus padres fueron inmigrantes alemanes, de ahí el apellido, pero calma, nada que ver con el filósofo Friedrich. En cuanto a su educación musical, comenzó a una edad muy temprana, cuando sus padres le apuntaron a clases de piano, y fue ahí donde empezó a aprender a tocar piezas de Chopin, teoría musical, e incluso estudió saxofón y clarinete. En esta primera época tocó por primera vez en una banda local del instituto.

El joven Nitzsche sentía un profundo amor por la música clásica, y sobre todo por el Jazz, pero estamos a mediados de los años 50, y empieza la explosión del Rock and Roll y el Rhythm and Blues, algo que le vuela la cabeza, y rápidamente se convierte en un ávido consumidor de discos de autores como Chuck Berry, Penguins o Moonglows.

Una vez que Jack Nitzsche termina el instituto, se gana la vida tocando el saxo tenor en una banda local de jazz, mientras estudia un curso de orquestación por correspondencia para una escuela de música situada en Los Angeles. Más adelante, en 1955, inspirado por la película “Rebelde sin causa”, decide poner pies en polvorosa, se lía la manta a la cabeza, y se va en busca de las luces de neón de Hollywood.

Una vez en Los Angeles, su primer trabajo relacionado con el mundo de la música, es a través de Art Rupe y su discográfica Specialty Records.

Haciendo un pequeño inciso, Specialty fue una independiente fundada en 1944 a medio camino entre Nueva Orleans y Los Angeles, pionera en géneros musicales como el Rhythm and Blues, Gospel o el primerísimo Rock and Roll. Con decir que figuras del calibre de Sam Cooke, John Lee Hooker, Little Richard o Larry Williams grabaron para Specialty no hay nada más que añadir, sin duda forma una parte importantísima de la historia de la música americana de todos los tiempos.

El trabajo de Nitzsche en Specialty consiste en transferir partituras musicales a 3 dólares la pieza. Trabaja para el compositor Sonny Bono (futura “costilla” y pareja artística de Cher), que es el nuevo A&R de la compañía (algo así como asistente encargado de promocionar a los artistas de la discográfica). En muy poco tiempo Nitzsche se codea con figuras como Don & Dewey, Larry Williams o Little Richard, y poco a poco se va haciendo un nombre en la escena californiana.

En 1960 se publica una de las primerísimas composiciones firmadas por Nitzsche (y Sonny Bono). Se trata de “just like that”, y los Robins es el grupo afortunado de interpretar el bonito tema. Se trata de un sencillo número de Rock and Roll vocal donde Jack Nitzsche actúa como arreglista, y nos da una ligera pista de sus maneras de hacer las cosas, con un sonido enérgico, repleto de saxos y pianos. Un comienzo más que prometedor.

Un año después, en 1961, Nitzsche trabaja para Kim Fowley y Gary Paxton, otras dos figuras capitales dentro del negocio musical en Los Angeles, sus labores, de nuevo, son de copista de partituras musicales, pero comparte oficina con Lee Hazlewood, otro gran productor de la escena musical californiana, futuro “partener” de Nancy Sinatra, y por entonces al servicio del guitarrista Duane Eddy. Es en esta oficina donde Lee Hazlelwood presenta a Nitzsche por primera vez a Phil Spector, propietario del sello Phillies Records.

A partir de entonces la rampa de lanzamiento está preparada para nuestro protagonista. Phil Spector con solo 22 años ya es millonario, a los 18 consigue su primer número 1 con su grupo The Teddy Bears (“to know him is to love him”), pero al poco tiempo decide centrarse como compositor y productor. Spector es un obsesivo perfeccionista en busca de la definitiva sinfonía adolescente en formato rock and roll, la canción pop perfecta, y para conseguir sus fines, solamente se rodea de los mejores profesionales. Forma “The Wrecking crew”, o lo que es igual, una serie de reputados e irrepetibles músicos de sesión, arreglistas e ingenieros de sonido.

Jack Nitzsche se convirtió en la mano derecha de Phil Spector, y ambos, junto con el ingeniero Larry Levine, levantaron el ya clásico “muro de sonido”. ¿Y eso que es? Digamos que es la base musical para dar forma a las alucinaciones y las locas ideas que rondan por la cabeza del genial Spector. Sobre una bonita melodía suenan baterías, percusiones, multitud de pianos, guitarras, mandolinas, bajos, trompetas, saxofones, violas, violines, campanas y todo lo que se pueda imaginar, pero si lo pones a un buen volumen se puede percibir cada uno de los detalles con una nitidez extraordinaria, no se trata de una “bola sónica”, es un sonido único e irrepetible, con un eco sobrenatural, la belleza hecha música, y en definitiva, magia sin ninguna clase de truco.

Indudablemente Phil Spector fue el creador del “muro de sonido”, pero Nitzsche se convirtió en el arquitecto, dirigió a los músicos, elaboró los arreglos de cuerdas, vientos, etc... sin olvidar tampoco al ingeniero de sonido Larry Levine, que al fin y al cabo fue el que materializó el “milagro”.

Pero como en esto del Rock and Roll, la mayoría de las veces la música está al servicio de la canción, ese maravilloso patrón similar en estructura y concepción, este caso tampoco es distinto, y consiguen colar en listas decenas de éxitos interpretados por grupos y solistas inolvidables: Ronettes (“be my baby”, “baby i love you”, “you baby”, “keep on dancing”), Crystals (“then he kissed me”, “da doo ron ron”, “heartbreaker”, “he’s a rebel”), Righteous Brothers (“just once in my life”, “unchain melody”), Ike and Tina Turner (“river deep mountain high”), Bob B Soxx and the Blue Jeans (“Zip-a-Dee Doo-Dah”), etc etc. La lista es interminable, son canciones que permanecerán para siempre en la memoria de muchísima gente.

Jack Nitzsche participó directamente en la elaboración de todas estas maravillas, pero se dice que el jefe Mr. Spector no pagaba más allá de 50 dólares por cada canción “arreglada”, así que Nitzsche, siempre inquieto y trabajador, paralelamente a su trabajo para “Phillies”, se busca la vida trabajando como autónomo para otros autores.

En 1962 el también genial productor Terry Melcher (Byrds, Bruce Johnston, Rip Chords, Paul Revere and the Raiders...), e hijo de Doris Day, acepta el cargo de A&R para Columbia Records. Rápidamente se pone en contacto con Niztsche, y de esta unión artística resultan una serie de excelentes singles que combinan perfectamente los sofisticados arreglos de Jack Nitzsche con el toque Terry Melcher, más directo y agresivo, incluso se atreve a meter distorsionadas guitarras con resultados sorprendentes, que combinado con las maneras de Nitzsche consiguen un producto totalmente innovador. Algunos temas de este período son “here i stand” (Rip Chords), “seein’ is believin’” (Eddie Hodges) o la bonita “don’t make my baby blue” por Frankie Laine. Casi todas estas canciones, en su día no tuvieron mucha repercusión, pero escuchadas actualmente se conservan en muy buena forma, y es una lástima que no corrieran mejor suerte.

En el mismo1962 comienza una fructífera relación profesional con Jackie DeShannon que durará de manera intermitente hasta 1968. DeShannon es una excelente cantante, pero ante todo una grandísima compositora, que lleva en activo desde 1960 y es una de las primeras compositoras de la era del Rock and Roll. Ni más ni menos que el irrepetible Eddie Cochran la puso en el mapa musical, y desde entonces, aparte de componer para muchísima gente (Byrds, Brenda Lee, Marianne Faithfull...), inicia una dilatada carrera en solitario como cantante. Como no podía ser de otro modo, Jack Nitzsche estuvo ahí como perfecto complemento y arreglista de las canciones de Jackie. Como la historia no engaña, ahí han quedado maravillas que demuestran la genial alianza: “needles and pins”, “when you walk in the room” o “breakaway”, por citar solamente unas pocas canciones.

La cantidad de colaboraciones de Jack es inabarcable, y daría para escribir muchísimas páginas, pero aparte de trabajar para otra gente, Niztsche tuvo su carrera en solitario. Corre 1963, el primer Rock and Roll se difumina, es la época de los solistas e ídolos adolescentes, pero en la dorada California se vuelve al Rock and Roll primitivo en forma de “surf music”. Surgen un montón de nuevos grupos instrumentales que practican esta música, y poco a poco se extiende por todo el mundo. Jack Nitzsche, a pesar de hacer las cosas con el corazón, es ante todo un hombre de negocios y también se apunta a las nuevas tendencias de música surf.

Mientras que la mayoría de los grupos de “surf” hacen rugir sus guitarras “fender”, Jack Nitzsche opta por unas formas más orquestadas y elaboradas, eso si, sin sonar ampuloso y manteniendo siempre la frescura. Las majestuosas “the lonely surfer”, “surf finger” o la lectura de “rumble” de Link Wray, siguen sonando a gloria pura.

Desde luego, que a este hombre trabajo no le falta. Normalmente trabaja como “freelance”, pero en esta época empieza a trabajar para el sello “Reprise” como arreglista de la casa. Nuevamente, la cantidad de colaboraciones es inmensa y , literalmente, no da basto.

Saltamos un año adelante en el tiempo, exactamente 1964. Los Rolling Stones viajan a América por vez primera, y pasan por Los Angeles (y Chicago) para grabar unos cuantos temas. Entre la lista de celebridades que quieren conocer, se encuentra Jack Nitzsche. Por razones varias conectan a la perfección, comparten vicios varios, pero sobre todo, ambos sienten un profundo amor por el blues y el primer Rock and Roll. Colaboran juntos en un montón de canciones hasta el año 1971. Nitzsche toca el piano/órgano en “Satisfaction”, “the last time”, “get off my cloud”, “let’s spend the night together”... y participa en albumes clásicos como “Aftermath” o “Between the bottoms”, y arregla las increíbles “have you seen your mother”, “you can’t always get what you want” o “sister morphine”. Vamos, casi nada.

Otras producciones y arreglos de Nitzsche en los 60 son, “not for me” de Bobby Darin (1963), “castles in the sand” de Little Steven Wonder (1963), “no matter what you do” de Lesley Gore (1966), la épica “road to nowhere” de Judy Henske (1966), el debut de Tim Buckley “it happends every time” (1966), el garage-rock de Karen Verros en “you just gotta know my mind” (1965), o una de las colaboraciones con un grupo del noroeste del pacífico, Don & the Goodtimes, que con “I could be so good to you” juegan a ser los Beach Boys de “Pet Sounds”. No me extenderé más, pero en esta época las colaboraciones de Nitzsche se pueden contar por decenas.

Viajamos en el tiempo, saltamos a 1967, fecha de inicio de las colaboraciones con Neil Young. Por entonces es guitarra solista de los imprescindibles Buffalo Springfield. En esa época graban su segundo disco, “Again”, y Neil Young quiere ceder a los Everly Brothers una canción titulada “Expecting to fly”. Nitzsche le convence de que no lo haga: “Que les jodan a los Everly Brothers, grábala tú”. Eso es exactamente lo que hace, y con la ayuda de Nitzsche, logran un resultado final realmente mágico, con una sensibilidad a flor de piel y sin ningún tipo de artificio ni “lifting” musical. Solamente música salida del alma.

Desde entonces las colaboraciones con Young son numerosas. Nitzsche pone su “toque” en clásicos de la discografía de Young. “Neil Young” (1969), “after the gold rush” (1970), “harvest” (1972), “time’s fade away” (1973), “tonight’s the night” (1975) o “harvest moon” (1992), son algunos ejemplos.

Dichas colaboraciones no terminan aquí, pero esta vez de manera indirecta. Los Everly Brothers y la cantante folk canadiense Buffy Sainte Marie interpretan “Mr. Soul” y “Helpless” respectivamente, y como no, Nitzsche produce. Por otro lado, Crazy Horse es el grupo de acompañamiento de Neil Young en las giras y en un montón de discos, pero también publican sus trabajos en solitario. El primer disco, “Crazy Horse” (1971), con el malogrado Danny Whitten, lo produce e incluso compone e interpreta algún tema.

En los años 70 el número de colaboraciones musicales se reducen. En esta década, y también en los 80, Nitzsche se centra más en la realización de bandas sonoras de películas para Hollywood. Aún así en los setenta produce algún disco de la gran familia de Nueva Orleans, los Neville Brothers, colabora con Mink de Ville en tres LP’s (el tema “mixed up, shook up girl” con un estilo años 50 es especialmente bonito), y produce quizás la mejor obra de Graham Parker, “Squeezing out sparks”, que contiene canciones inolvidables como “you can’t be too strong”.

En 1972, paralelamente a las sesiones de “Harvest” de Neil Young, Nitzsche publica “St. Giles Cripplegate”, grabado con la orquesta sinfónica de Londres. Se trata (al parecer) de un ambicioso disco orquestado de música clásica que no tiene apenas repercusión mediática. No importa, porque gracias a este trabajo se le abren las puertas para futuros trabajos como compositor de bandas sonoras originales, que será su principal trabajo en los siguientes años. Algunas obras suyas son: “Alguien voló sobre el nido del cuco” por la que es nominado a los Oscar, “El exorcista”, “Hardcore” o “Blue Collar”. En esta última figura el tema “hard working man”, una lectura de “hoochie coochie man” original de Muddy Waters, interpretada por Ry Cooder y Captain Beefheart, al que consiguen sacar de su exilio en el desierto de Mohave. Corre el año 1978, la muerte de Howling Wolf está reciente, y el tema queda para la posteridad como un gran homenaje al bluesman de Mississipi.

En 1990 Dennis Hopper dirige “the hot spot”, y como no, la banda Sonora queda al cargo de Jack Nitzsche. En “bank robbery”, que forma parte de la banda sonora, consigue reunir ni más ni menos que a Miles Davis, John Lee Hooker y Taj Mahal, y la combinación es asombrosa. El tema es un instrumental donde el estilo sincopado de “boogie” de John Lee Hooker, encaja a la perfección con la trompeta de Miles Davis.

Y esto es todo, la cantidad de trabajos y colaboraciones de este genio en la sombra es inabarcable. Espero que este artículo sirva para hacerse una ligera idea de lo que significó Jack Nitzsche para la música popular en general, y para los años sesenta en particular.

En estas direcciones hay información más ampliada sobre los trabajos de Nitzsche:

Películas: http://www.spectropop.com/JackNitzsche/movies.htm
Pop/Rock: http://www.spectropop.com/JackNitzsche/discography.htm

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