miércoles, 17 de octubre de 2012

Elliott Murphy, "Night lights"

Elliott Murphy y Bruce Springsteen
En los 70 las discográficas en USA estaban empeñadas en vender a los talentos emergentes de raíces americanas como los "nuevos Dylan". La losa cayó por ejemplo sobre Bruce Springsteen, Steve Forbert, John Prine o Elliott Murphy, carnaza para los tiburones de la industria discográfica siempre a la búsqueda de la última sensación que coparan las listas de éxitos y les hicieran más ricos. Para los ejecutivos discográficos todos eran los "nuevos Dylan", una clara muestra de falta de sensibilidad que no tenía en cuenta la personalidad de cada uno de ellos, más allá de una imagen vendible. Cierto es que como buenos compositores de canciones, todos admiraban a Dylan, pero basta escucharlos en detalle para darse cuenta que cada uno tenía su universo particular, y Dylan era una influencia más.

Elliott Murphy comenzó su camino discográfico en el Nueva York de 1973. Publicó discos tremendos como "Aquashow" (1973) y "Lost Generation" (1975), de una sensibilidad y riqueza literaria exquisitos, llenos de imágenes cinematográficas en blanco y negro, tomadas desde la cámara fotográfica del Rock and Roll, que inmortaliza un diálogo de guitarras y acordes con los vivos recuerdos de The Rolling Stones, Bob Dylan, Lou Reed o Jim Morrison. 1976 es el año de "Night Lights", inspirada obra que sigue respirando por sus canciones y pone banda sonora con música y palabras a la vida en la ciudad, un Nueva York decadente y romántico, donde el héroe encuentra su lugar en la urgencia de la noche para luego volver a su auto exilio.Una ciudad de contrastes donde nada es lo que parece, el pobre es el rey y los tesoros más valiosos se encuentran en la basura envueltos en terciopelo.

"Night lights" fluye por los bajos fondos de la ciudad, un submundo habitado por seres marginales y aspirantes a príncipes que Elliott inmortaliza con romántica mirada, como si de un moderno Fitgerald o Hemingway con guitarra se tratara. "Diamonds by the yard" es un escalofrío que traspasa la médula espinal con un abrumador "crescendo" que llega hasta el final sin vuelta atrás. "Deco dance" traslada la cálida Nueva Orleans a Nueva York con sabores Dixieland, cocinados a base de piano y vientos. En "Isadora's dancers" Murphy transforma con absoluta sensibilidad a la clásica coreógrafa en una bailarina de Peep Show vista desde la mirada del solitario. "Lady Stiletto" se la dedica a Patti Smith, contemporánea de Murphy, tan neoyorquina de corazón y fascinada por Brian James, Lou Reed o Rimbaud como él. "Lookin' for a hero" y "Abraham Lincolm Continental" no ocultan la admiración de Murphy hacia la Velvet de la etapa de "Loaded", e incluso colabora Doug Yule a la guitarra y coros. "You never know what you're in for" es una de esas canciones donde todo adquiere sentido: voz, guitarra, armónica, teclados... Y la combinación global provoca emociones renovadoras, que por unos instantes limpia de las miserias del mundo y te llena de pureza, elevando la canción a la categoría de manual de supervivencia del alma. 

Tras "Night lights" Elliott Murphy continuó grabando discos esplendorosos, algunos con claras posibilidades de triunfo comercial  como "Just a story from America" (1977), pero al final las cosas no llegaron más a allá de consolidar un público fiel, especialmente en Europa. En los 80 se instaló definitivamente en París donde vive desde entonces. En la actualidad Elliott sigue en buena forma, graba discos con regularidad y gira prácticamente durante todo el año. Es raro que no nos visite por lo menos 2 o 3 veces al año, unas veces solo, otras con el inseparable Olivier Durand o con una banda completa. En cualquier caso, siempre es un lujo ver a este príncipe sin trono regalarnos su talento en locales de pequeño y mediano aforo, alternando su clásico e infalible cancionero con nuevo repertorio y un buen puñado de conocidas versiones, que son garantía de diversión y emoción, y  nunca defrauda.


2 comentarios:

  1. El bueno de Murphy, un tío entrañable, como artista y en persona.
    Y Night Lights una de esas obras que hacen grande esta música. Sin duda.

    Fantástico recuerdo, siempre presente.

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    Respuestas
    1. Este si que es uno de esos discos eternos que jamás se quemarán. Siempre que lo escucho me emociona, y Elliott tiene unos cuantos de ese calibre.

      un abrazo!

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