viernes, 28 de marzo de 2008

The Saints, 1976-1978 Primera Parte

Desde mi punto de vista, pocos grupos han trascendido tanto en el Punk-Rock como The Saints. En los USA hacía tiempo que el germen del punk estaba plantado: Velvets, Dolls, Stooges y demás figuras totémicas estaban ahí para contarlo. Lugares como Detroit, Nueva York, Boston o Cleveland engendraron todas esas insolentes e increíbles bandas (y muchísimas más, por supuesto).

En el Reino Unido sin embargo, la situación era muy distinta, a pesar de estar
Bowie, Bolan y el movimiento Glitter en general que reivindicaba la frescura del primer Rock and Roll, el plomizo rock sinfónico era lo que más en boga estaba, pero poco a poco se fue generando una enorme corriente de grupos que ofrecían sus conciertos en los pequeños Pubs del Reino Unido. En un principio dichos grupos eran en su mayoría de estilo Rockabilly (Crazy Cavan, Shakin’ Stevens...), pero en 1974 surgieron Dr. Feelgood predicando en el desierto con su agresivo Rhythm and Blues, pero en ese “desierto” no estaban solos, muchos grupos de su estilo surgieron: Eddie and the Hot Rods, 101’ers, Count Bishops y muchísimos más echaban la vista atrás pero con un sonido enérgico más acorde con el momento actual.

En 1976 los adolescentes que crecieron con el Pub Rock (y el Punk venido de los USA, por supuesto), se convirtieron en
Sex Pistols, Clash, Damned, Buzzcocks, Vibrators, Jam y cientos de ellos más, y en 1977 el Punk-Rock era un estilo musical y movimiento social imparable, que por desgracia degeneró en una simple moda y lamentable estética.

Volviendo a nuestros protagonistas, The Saints, para remontarnos a sus inicios tenemos que situarnos en la lejana Australia, en concreto Brisbane, en la primera mitad de los años 70.
Edmund Kuepper nació en Bremen (antigua Alemania occidental) en 1956, pero con tan solo 3 años la familia se muda a Brisbane. Kuepper era un chaval solitario e impopular en la escuela, que por lo visto tenía que soportar ciertas actitudes racistas por su origen nativo, pero al poco tiempo ya no está solo, conoce a su compañero de “crímenes” y fatigas.

Christopher Bailey, al igual que Ed Kuepper, nace en el extranjero, en concreto en Kenya en el año 1957, pero con 10 años los Bailey dejan África y se trasladan a Brisbane, y es ahí, en la escuela, donde Chris Bailey coincide con Kuepper. Ambos comparten intereses musicales (y políticos). El abanico es amplio, y en el saco caben grabaciones antiguas y actuales de Black Sabbath, Rod Stewart y Roxy Music, así como de los australianos Missing Links, Eddie Cochran, Del Shannon, Easybeats, e incluso trovadores Folk como Guthrie, Seeger o Dylan son fuentes de inspiración, por no citar las claras influencias de New York Dolls, Stones o Pretty Things. Pero si hubo un álbum importante para nuestros protagonistas, ese fue “Funhouse” de los Stooges, en concreto para Kuepper cambió por completo su visión de la música.

En 1972 nuestros personajes conocen a
Ivor Hay y se agrupan bajo el nombre de The Eternals (nombre de una peli de Zardoz de ciencia ficción).

En 1973 ofrecen su primer concierto ante un público casi inexistente, con Kuepper a la guitarra, Bailey cantando y Ivor al piano.

Por fin, en 1974 la banda pasa a llamarse
The Saints e Ivor Hay se hace cargo del bajo. Prueban muchos baterías pero no encuentran ninguno que les convenza, hasta que en 1976 Ivor Hay pasa definitivamente a ocuparse de la batería y entra Kym Bradshaw para tocar el bajo. El grupo se estabiliza y tocan allá donde les dejan, eso sí, repercusión la justa sino nula, la gente no les hace ni caso, e incluso entran a tocar en un concurso tipo “Batalla entre bandas” y no se comen absolutamente nada. El grupo ajeno al desaliento decide auto editarse su primer single, y en apenas dos horas graban “I’m Stranded” y en la cara B “No Time”. Los resultados son increíbles, los temas fantásticos y el sonido tan crudo que se puede oír el ruido de una botella caer al final de “I’m Stranded”. Unos chavales de apenas 20 años no tenían apenas dinero, y no se podían permitir repetir otra toma nueva, así de claro. Mucho mejor, esto es Rock and Roll, y debe ser directo, inmediato y a la primera, con sus defectos y virtudes.
“I’m Stranded” es un clásico del Punk, destila fuerza y mala leche, el riff de guitarra de Kuepper te rebana los sesos, no hay solos ni falta que hace, mientras la voz nasal de Chris Bailey escupe simples pero efectivas frases:

“viviendo en un mundo enajenado
te cortan un trozo de corazón y de cerebro
y te lo rellenan con mierda
no sabes como duele eso”

todo un ejemplo de insatisfacción adolescente, y todo un ejercicio de “el mundo contra mí” y “yo contra el mundo”.

La cara B,
“No Time”, es igual de buena o mejor. Personalmente siempre que la escucho se me acelera el corazón. Es un tema muy simple, y da la impresión que cualquiera puede tocarla, pero amigos, alcanzar ese nivel de intensidad no lo consigue cualquiera. A pesar de su crudeza me encantan los arreglos: el frenético inicio, los brevísimos punteos que hacen de puente entre estrofa y estrofa, esa manera de aporrear el piano digna de “Waiting for the Man” de Velvet, el sonido de la batería, el riff del bajo... todo es estupendo, y Bailey canta con una convicción y credibilidad escalofriantes:

“Chica, hay una nueva canción
tocada por gente que vive en la clandestinidad
es una historia acerca de ir a los infiernos
te dije que es mi vida, lo se muy bien”

Pura energía juvenil que nunca se debería perder. Sin duda, uno de los grandes singles del Punk y del Rock and Roll en general.

Ahí va "No Time"


Una vez que el single está en la calle la banda gasta mucho tiempo enviándolo a discográficas y periódicos de todo el mundo. Estamos en 1976 y en Inglaterra la mecha del Punk prende con gran rapidez. Resultado: The Saints pasa de ser un grupo ignorado en su Brisbane natal, a ser la nueva sensación en las islas británicas con rimbombantes frases de halago hacia el nuevo single (“el single de esta y de todas las semanas”). Pero lo más importante, el grupo consigue contrato discográfico. Las oficinas de la
EMI en Londres dan orden a Sydney para que el grupo firme el ansiado contrato, a pesar de las protestas de EMI Australia.

El mundo se abre para The Saints, tienen todo un futuro por delante, están en el momento adecuado (aunque no en el lugar), y tienen todas las papeletas para triunfar.

En el próximo capítulo contaremos que sucedió con una de las grandes bandas de los 70, y los increíbles discos que grabaron para la EMI.

1 comentario:

  1. Yo creo que funhouse es definitivamente el disco más macarra que he escuchado jamás. Ahora mismo lo estoy escuchando,precisamente. No me extraña que a esta peña les dejara flipados. Es otra forma de hacer música.Parece que se hubiera grabado en el mismo infierno...

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