miércoles, 23 de julio de 2008

The Easybeats

De nuevo volvemos a Australia, y ya van unas cuantas veces que este destartalado Autobús Mágico se pasea por las antípodas, tierras generadoras de excitantes y vibrantes sonidos de Rock and Roll. Esta ocasión los protagonistas son The Easybeats, y en su momento, entre 1964 y 1969, facturaron una serie de canciones y discos de una calidad abrumadora. Fueron profetas en su tierra alcanzando el éxito masivo. Con “Friday on my mind”, su mayor éxito, tocaron el cielo, pero finalmente factores como la incomprensión del público hacia unas canciones cada vez más elaboradas, problemas financieros, el desgaste de las continuas giras y el abuso de estupefacientes, hicieron mella en el grupo y en 1969 se despidieron.

Los Easybeats a pesar de criarse y comenzar su andadura musical en Australia, ninguno de sus miembros es australiano, todos proceden de familias europeas emigradas por el efecto devastador de la Segunda Guerra Mundial: el cantante Stevie Wright y el batería Snowy Fleet procedían de Inglaterra, el guitarrista rítmico George Young de Escocia, Harry Vanda y Dick Diamonde, guitarra solista y bajo respectivamente, de Holanda.

Los miembros del grupo no eran ningunos novatos, en el pasado tocaron en otras bandas, siendo la más reseñable The Mojos, uno de los grupos más importantes de Liverpool donde Snowy tocó la batería. Los Easybeats en su primera etapa a pesar de estar bastante influidos por los Beatles, brillaron por su extraordinaria capacidad para dar con la melodía perfecta, pero también por sus dosis de energía y urgencia juvenil alojadas en cada una de sus canciones, sonaban limpios pero también muy compactos. Sobre la dinámica sección rítmica, se puede escuchar la estupenda voz de Stevie, mientras las tintineantes guitarras trazan su camino a base de increíbles melodías y sentido del ritmo, algo así como un encuentro imposible entre Beatles y Shadows propulsado por la energía rock and rollera de Little Richard. Para más inri sonaban originales, no caían en la copia descarada y prácticamente todo el material que grabaron fueron composiciones propias de una calidad incuestionable.

Los Easybeats comienzan su carrera musical en Sydney hacia 1964 bajo el auspicio de Ted Albert, propietario de Albert Productions (una de las productoras discográficas independientes más legendarias de Australia) y dueño de un instinto musical único que se reflejaría en sus producciones para el grupo. En 1965 los Easybeats publican su primer single, “For my woman”, un tema orientado al garage-punk fuertemente influido por The Kinks, después llegaría “She's so fine”, con la que ascienden al número uno de las listas de éxitos australianas, y al poco sacan su primer LP de nombre “Easy”. Sencillamente se trata de una obra maestra del sonido Liverpool influido por grupos como Hollies, Searchers o Beatles, y un clásico absoluto para todos los que creemos en la canción como fuerza liberadora, dos minutos y medio que te aíslan de los problemas y te transportan a mundos llenos de vibrantes melodías, ricos juegos de voces y excitantes guitarras. “Easy” está producido por Ted Albert y contiene 14 temas, compuestos por George Young y el cantante Stevie Wright, unas veces más pausados (“I wonder”, “Girl on my mind”), otras inciden en el Rock and Roll más directo (“Ya can't do that”, “I'm a madman”), pero siempre convencen y emocionan con canciones perfectas en estructura y ejecución (“It's so easy”).

En 1965 la “Easymanía” en Australia es un hecho, al grupo le sobra carisma, y conecta a la perfección con la juventud de la época gracias a su brillante repertorio, pero también a los tremendos conciertos que ofrecen a lo largo y ancho del país. Los esquemas del primer LP se repiten con el segundo, de nuevo produce Ted Albert y lleva por título “It's 2 easy”. Sale al mercado a principios de 1966, y es otra impepinable lección de talento magistral basado en la canción. El eje compositivo Wright-Young se consolida, y el productor Ted Albert saca lo mejor de la banda con 14 fascinantes nuevos temas. De nuevo los Easybeats en ocasiones se muestran más fieros (“Women”, “Come and see her”, “Wedding ring”), sacan brillo a su lado más sensible (“in my book”), coquetean con emocionante folk-rock (“you are the light”), llegan a alcanzar el climax gracias a los juegos de voces marca de la casa (“easy as can be”), e incluso Snowy (el batería) nos transporta al Liverpool de principios de los 60 (“what about our love”). Pero ojo, la soberbia “then i'll tell you goodbye” la firman los dos guitarristas, Harry Vanda y George Young, y es un pequeño anticipo de las grandes cosas que están por llegar.

El nivel de popularidad de los Easybeats crece, cual gigante comiéndose el mundo, y en Australia son tratados como dioses, con todas esas escenas de fans que dan auténtico pavor: histerias colectivas, desmayos, colapsos nervioso... En 1966 el ritmo de actuaciones del grupo es agotador, giran continuamente, pero a pesar de todo, entre concierto y concierto, les da tiempo a grabar su tercer disco, con el original título de “Volume 3”. Otra vez produce el “mago” Ted Albert, y de nuevo consiguen otro soberbio disco plagado de supremas canciones. Siguen componiendo Wright-Young, ¡y de que manera!, el disco lo abre “Sorry”, uno de los temas más importantes del grupo, pero también más duro: posee un incendiario riff, sonido más sucio y próximo al proto-punk, juegan con el “feedback”, pero siempre con ese sentido único de la melodía, y esas fantásticas voces tan peculiares. La evolución de los Easybeats hacia sonidos más ásperos se aprecia en otros temas como “you said that” o “not in love with you” donde utilizan efectos de distorsión como el “fuzz”, pero siempre al servicio de la canción y la melodía. El resto del material es de lo más brillante, y para variar oscila entre preciosos temas de puro Pop marca de la casa (“say you want me”, “dance of the lovers”), festivo Rock and Roll (“funny feelin'”, “my my my”), o emocionante folk-rock (“can't you leave her”, “the last day of may”).

Llegados a este punto, mediados de ese gran año tan importante para la historia del rock and roll que es 1966, los Easybeats tocan techo en Australia. Entre 1965 y 1966 consiguieron múltiples éxitos: “For my woman”, “She's so fine”, “wedding ring”, “I'll make yo happy” o “Sorry” entre otros. Ante esta situación es lógico que el grupo se planteé conseguir el mismo éxito en Inglaterra y USA, y a finales de 1966 los Easybeats trasladan su residencia a Londres, en una época de plena efervescencia cultural y artística, que configuró el “Swinging London”.

El traslado de país no es el único cambio importante que sufre el grupo, hasta el momento el peso compositivo de los temas de Easybeats lo lleva George Young y Stephen Wright, pero Wright realmente es más showman y frontman que músico, y Young necesita un auténtico músico para llevar a cabo las ideas que fluyen por su cabeza. Este soporte lo consigue del guitarra solista del grupo Harry Vanda, y con el tiempo, el equipo Vanda/Young se convertirán en uno de los tandems de compositores más dotados y prolíficos de la música Pop hasta bien entrados los 80.

Una vez establecida la banda en Londres, graban unas sesiones con su productor de siempre (Ted Albert) en los míticos estudios de Abbey Road, pero la discográfica UA las rechaza y despiden a Ted Albert. Su lugar lo ocupa Shel Talmy, que en el pasado había trabajado para Who o Kinks entre otros, y juntos graban “Friday on my mind”, escrita por Vanda-Young, y uno de los mejores y más originales temas de los Easybeats. La canción es maravillosa de principio a fin, sobre un extraño riff de guitarra seudo oriental, se desarrolla un cuento de trabajo y escapismo juvenil, con la mente puesta en el fin de semana para salir de la rutina, en la mejor tradición de clásicos del Rock and Roll como “Rock around the clock” o “Summertime blues”, pero adaptada a los tiempos presentes de 1967. La interpretación de Stevie Wright y el resto de Easybeats es perfecta, mantienen la tensión y transmiten pura convicción. La respuesta del entusiasta público no se hace esperar: en 1967 triunfan en todo el mundo (número 1 en Australia, 6 en Inglaterra, 16 en USA...).

En esta época (1967) Vanda/Young componen nuevos temas más ambiciosos y elaborados, mientras giran por distintos países para captar nuevas audiencias, destacando la entusiasta respuesta de Alemania, y por supuesto, sus fieles fans australianos. Este es el período más dulce para los Easybeats, consiguen el preciado éxito mundial, y en lo creativo la pareja Vanda/Young componen mejores temas que nunca, explorando nuevas y arriesgadas fórmulas de hacer música. Algunos maravillas de esta época, aparte de la apoteósica “Friday on my mind”: “Made my bed (gonna lie in it)”, cara B de “Friday on my mind”, donde recuperan el Rock and Roll más directo con toques de Garage de los primeros tiempos. El siguiente single “Who'll be the one” y “Saturday night” es otra joya, “who'll be the the one” es una sabrosa pieza donde en poco más de dos minutos mezclan sicodelia, Pop en estado puro y el Rock and Roll más clásico. Pero “Saturday night” la iguala o supera, de nuevo el mejor Pop lleno de bonitas voces se equilibra con el Rock and Roll clásico y sus rítmicas guitarras, y todo esto sin sonar pretenciosos ni sobrecargados.

Su siguiente single contiene “Heaven and Hell” y “Pretty girl”, otra vez dos exquisitas y originales creaciones Pop, pero con el inconveniente de que “Heaven and Hell” sería censurada por las hipócritas autoridades británicas; según ellos contenía claras alusiones sexuales, pero la doble lectura es que las autoridades querían cortar cualquier señal de exceso y promiscuidad en el Londres de mediados de los 60, y para ello tenían que buscar cabezas de turco como en su día fueron los Rolling Stones, o hundir a las bandas mediante la acción de la implacable censura, como fue el caso de los Easybeats entre otros muchos. La censura hace mella en el grupo, y se pasan 6 meses sin publicar ningún tema, pero no significa que estén parados, todo lo contrario, echan muchas horas en el estudio de grabación experimentando con nuevos instrumentos, secuencias de acordes, arreglos, y en general todas las geniales ideas que se les vienen a la cabeza.

Parte de estas composiciones ven la luz de manera oficial en el año 1968, eso sí, sin la colaboración del imprescindible Snowy Fleet (batería) que abandonaría el grupo por cuestiones familiares, y sería sustituido por Tony Cahill (anteriormente en los australianos Purple Hearts). El nuevo LP se llama “Vigil”, y de nuevo consiguen publicar otra obra maestra, 14 nuevas canciones producto de la experimentación y evolución de los últimos meses, llenas de pianos, secciones de cuerdas y vientos, preciosos juegos de voces, guitarras, y en definitiva toda una orgía de música donde cabe de todo: Sicodelia, Soul, Rock and Roll, Pop de cámara, y en definitiva preciosas canciones que van más allá de un estilo en concreto. Es imposible resistirse a temas como “Good times” salpicado por el piano de Nicky Hopkins (el “hombre de sesión” por excelencia), con un brutal riff de guitarra, y de fondo la estelar colaboración de Steve Marriott haciendo coros con ese característico chorro de voz. “Falling off the edge of the world” en palabras del mismo Lou Reed, “es de las canciones más bellas que he escuchado nunca”. Con “Hello how are you” es imposible no caer rendido a su empalagoso magnetismo. En esta ocasión el grupo tira de alguna versión, y se marcan un “Hit the road Jack” de Percy Mayfield que ni pintado, ¡cielos que bien canta Stevie!, y el piano de Nicky Hopkins suena a gloria pura; incluso canciones más tontorronas e intrascendentes como “we all live happily together” convencen de manera sobrenatural. “I can't stand it” es otra muestra de poderío vocal, únicamente arropada con rítmicas guitarras, piano y una fabulosa armónica. En definitiva, todas las canciones son excelentes y contribuyen a hacer de “Vigil” una gran obra de Pop de su tiempo.

Desgraciadamente el público no estaba preparado para recibir estas enormes canciones, y en su día pasaron bastante desapercibidas. Muchos acusan a la banda de dispersión estilística y no seguir en una dirección, pero visto con la perspectiva del tiempo ahí es donde reside su grandeza, los Easybeats eran unos músicos inquietos e inconformistas, incapaces de tomar un único rumbo musical, su talento les pedía de manera espontánea explorar nuevos horizontes, y consiguieron adentrarse en los recovecos más profundos de la música Pop, pero siempre con un delicioso sentido de la diversión, porque sobre todas las cosas los Easybeats fueron una “good time band” con el único propósito de llenar de felicidad a todo aquél dispuesto a escuchar sus tremendas canciones.

Finalmente el grupo se separa en 1969, más que por falta de éxito, por problemas de management, desavenencias entre los componentes y abuso de ciertas sustancias. Después de la separación del grupo, algunos de los miembros de Easybeats siguieron su camino musical en solitario, destacando la asociación de Harry Vanda y George Young como un equipo de compositores y productores de éxito, pero esa es otra historia.

Actualmente hacerse con discografía de los Easybeats es relativamente sencillo, el sello Repertoire con los años ha reeditado todos sus discos en CD con abundante material extra. Para los amantes del vinilo, en 1999 Retroactive records sacó un glorioso doble LP con todos los singles de los Easybeats editados en el Reino Unido y USA, se llama “gonna have a good time” y es una auténtica gozada. Este año, para regocijo de los fans y ruina de nuestros bolsillos, el sello Downunder ha reeditado los cuatro LP's oficiales del grupo con un sonido sobresaliente donde se puede apreciar hasta el más mínimo detalle de esta increíble banda.

Este artículo está dedicado a Bon Scott y al resto de los muchachos de AC/DC, tan directamente ligados a los Easybeats.

4 comentarios:

  1. Muy buenas tus críticas. Pero ... para cuando una sobre los más grandes!, sobre el R n´R patrio y castizo por antonomasia, sobre el rock urbano de puro asfalto, una crítica sobre los incombustibles (aunque la mayoría difuntos) BURNING!!!!!!.
    Soy Pacorro, claro. Como no podía ser de otra forma.

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  2. Gracias Paco. Lo de Burning se andará, de momento hoy viernes iré a verlos, a ver que tal!!!

    un abrazo tío. Nos vemos pronto!!!

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  3. Joder, me encanta que te hayas currado un artículo así sobre los Easybeats! Muy bueno, además los Easybeats creo que nunca han sido lo suficientemente valorados ni conocidos, es curioso, porque me encuentro con esto casualmente cuando llevo varios días reescuchando todos sus discos. Impresionantes los mires por donde los mires, como tú dices, desde su etapa más beat hasta cuando llevan su experimentación más allá y consiguen esa obra maestra que para mí es el disco Friday on My Mind: y me gusta porque como comentas son absolutamente originales, hay muchas tensiones luchando en sus canciones, esa pulsión rock tan pura, esas líneas de guitarra que por sí mismas se convierten en refinadas orfebrerías al mismo tiempo que arman el esqueleto de la canción (esto lo noto mucho precisamente en Friday on My Mind), esas estupendas armonías vocales con un punto de agresividad del que carecían los cristalinos Hollies, ese placer y disfrute sin complejos de la melodía, y sobre todo, esa parte que los hace tan diferentes a todos los demás grupos, casi esotérica diría yo, cuando sus canciones parecen disolverse en algo muy extraño pero que al mismo tiempo se hace irresistible (sobre todo a partir de la etapa psicodélica). Quizá les lapidó su falta de pretensiones y como comentas, que buscasen simplemente la diversión -sin que eso quite sus inquietudes y sus hallazgos-, sólo así se puede entender que en allmusic le pongan dos estrellas al Vigil y se queden tan anchos. Pero es que escuchas el Vigil y es un absoluto orgasmo, desde ese trallazo, ese gancho a la mandíbula que es Good Times, para luego hacer excursiones a pasajes más líricos, contemplativos, de exquisita belleza.

    En fin, perdón por el rollo, es que has tocado uno de mis puntos débiles!

    Un saludo

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  4. Mr. Glasshead, es un placer verte por aquí. Agradezco mucho tus comentarios y siempre visito tu increíble web, "En busca del vinilo perdido".
    En cuanto a los Easybeats es de esos grupos que crecen con el paso del tiempo. Desde que les escuché por primera vez en un disco recopilatorio editado por el sello francés "Fan club", no me los quito de la cabeza, y ahora con la reedición de 4 de sus discos originales es una buena excusa para recordarlos. Esta gente tenía un punto extraño que los distinguía de sus contemporáneos, pero por encima de todo tenían esa serie de apabullantes canciones de menos de 3 minutos de duración.

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